Las actividades comerciales son elementos capaces de atraer bienes y servicios y de movilizar a la población por lo que constituyen una pieza esencial para el equilibrio del tejido urbano y por tanto para la ordenación urbanística.
Hoy día no se concibe una ciudad sin actividad comercial ni sin una arquitectura propia.
Con una mirada a cualquiera de los muchos edificios singulares que tenemos en Zaragoza, a las tiendas y comercios de antes y de ahora, a nuestras calles y monumentos podemos comparar el pasado con el presente y quizás intuir el futuro.