1. De la Fuente de los Incrédulos al Huerva

El itinerario arranca al sur de la ciudad, en Casablanca, uno de los dos puertos que tuvo el Canal Imperial donde Ramón de Pignatelli construyó la Fuente de los Incrédulos (1786). El Canal Imperial es la cuarta gran corriente de agua que rodea la ciudad de Zaragoza. Discurre paralelo al Ebro, a lo largo de unos 108 km por su margen derecha, por tierras navarras y aragonesas. Ciertamente, la historia de la construcción del Canal Imperial es larga en el tiempo. Sus orígenes se remontan al siglo XVI, bajo el Rey Carlos I, quien deseo construir una acequia de riego y hacer navegable el río Ebro. El proyecto fue realizado por el arquitecto Gil de Morlanes y quedó desde un principio inacabado, ya que las aguas nunca alcanzaron Zaragoza, permaneciendo la obra incompleta a lo largo del siglo XVI y el XVII. Es más, en el año 1722 se rompió la presa situada en su cabecera y se dejó de utilizar. Durante la segunda mitad del siglo XVIII, ya con los Borbones en el trono, el proyecto se retomó y, finalmente en 1772, Ramón de Pignatelli, designado Protector del Canal Imperial y tras varios años de trabajos, logró finalizar las obras y llevar el agua del Canal hasta Zaragoza. En la ciudad construyó dos puertos: el de Casablanca y el de Miraflores. En el primero de ellos hizo levantar una fuente conmemorativa de dos caños, en un elegante estilo neoclásico, con una inscripción que indica "Incredulorum convictioni", esto es, "para convencimiento de los incrédulos". Se trata de la primera fuente que tuvo Zaragoza destinada a abastecimiento de agua, en este caso para los viajeros del Camino Real de Zaragoza a Valencia, y presenta un sobrio aspecto neoclásico.

Siguiendo el cauce del Canal, circunvalando el monumento conmemorativo del Bimilenario de Zaragoza (1978), en el que según algunos Ángel Orensanz figuró una alegoría del río Ebro vertiendo sus dones, se llega por un nuevo puente al Parque Primo de Rivera o Parque Grande, una de las zonas verdes más importantes de la ciudad. Está atravesado, además de por el Canal Imperial, por el río Huerva, por cuya orilla proponemos atravesarlo, para admirar algunas fuentes, tanto las monumentales como las que simplemente alegran la vista y el oído con el fluir del agua.