2. Santos y santones que, además, escribieron mucho


Placa en memoria a José Martí

Entramos en la ciudad medieval por el popular barrio de El Gancho o de San Pablo, presidido por la iglesia del santo autor de elocuentes epístolas, cuya estatua de cuerpo entero, portando la palma de martirio y un mamotreto, es obra decimonónica de Antonio Palao que corona airosamente la entrada principal en las Fachadas de la iglesia parroquial de San Pablo. También hay un Busto del Conde de Aranda, Pedro Pablo Abarca de Bolea, al inicio de la calle que lleva el nombre de este influyente político e intelectual, al que Goya retrató con libros y papeles a sus pies, pues redactó memorias, cartas y muchos otros escritos, aunque esta detallista estatua de Iñaki se centra en su cabeza y en las decoraciones de la pechera. Pasamos junto al colegio de los Escolapios y su iglesia, dedicada a Santo Tomás de Aquino, patrono de los maestros y autor de la Summa theologiae cuya imagen cobijada en una hornacina aparece escoltada por las de San Agustín y Santo Tomás de Villanueva, otros santos filósofos. Cruzando la Avenida César Augusto, por la calle Perena, legaremos a la Plaza Ecce Homo, sede de la Imprenta Blasco, que pronto será un museo municipal de la Imprenta.

Desde allí avanzamos por un dédalo de callejones hasta la Calle Manifestación, por la que transitaron como reos Antonio Pérez y Lanuza el Joven, protagonistas de tantas páginas dedicadas a nuestra ciudad en la Leyenda Negra, hasta llegar a la Calle Platerías, donde nos detendremos en el nº 13 para contemplar la hermosa placa en memoria de José Martí, pues en esa casa vivió el famoso héroe cubano, cuyo retrato broncíneo en alto relieve acompaña a la inscripción lapidaria. A lo largo de los siglos muchos escritores cristianos, musulmanes y judíos habitaron en esta ciudad, entre ellos el patrono de la Universidad de Zaragoza, como nos recuerda el Monumento a San Braulio en la plaza que lleva el nombre de este obispo e intelectual, autor de un copioso Epistolario. Su figuración postmoderna parece la antítesis estilística de la modera geometría experimentada por Pablo Serrano en el Monumento a José Sinués, un historiador, investigador y profesor universitario, que fue director de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja, tal y como recuerda la placa conmemorativa bajo el retrato de su rostro.