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Piensa en muchas de las historias más conocidas: El señor de los anillos, Harry Potter, Star Wars o incluso videojuegos como Pokémon… ¿Te has dado cuenta de que en todas pasa casi lo mismo? Hay un protagonista, una persona joven, que conoce poco de lo que hay más allá de su hogar. Entonces, descubre que su destino es realizar una tarea: llevar el Anillo Único a Rivendel, luchar contra Voldemort, acabar con el Imperio o convertirse en el mejor entrenador de todos los tiempos. Para ello, cuentan con la ayuda de un sabio, se llame Gandalf, Dumbledore, Yoda o profesor Oak. Tienen mil y un problemas, se enfrentan a un montón de enemigos, el Team Rocket siempre está al acecho y los partidarios del lado oscuro de la Fuerza parece que no dejan de aumentar. Por fin, llega el momento álgido de la historia: el último enfrentamiento contra el villano o contra el campeón de la Liga. Y después de salir victorioso (¡cómo nos gusta que las cosas terminen bien!), toca volver a casa y si puede ser con una celebración con toda la aldea, como en Astérix y Obélix, mucho mejor.

Seguro que encuentras muchos ejemplos más, porque se lleva utilizando desde la Antigüedad. El viaje del héroe (o de la heroína, aunque es más difícil encontrar ejemplos en novelas o películas) es un arquetipo, una "plantilla" que se utiliza para contar historias… ¡También la tuya! Vale, no tienes que enfrentarte a un Sauron ni a un Dark Vader, pero sí a tus miedos, a los obstáculos que se ponen en tu camino o a lo que no te deja crecer.

Si te decides a emprender este "viaje interior", lo primero que tienes que descubrir es cuál es tu objetivo. El camino, como pasa en las historias de las que hablábamos antes, será largo (¡Harry necesitó siete libros para deshacerse de Voldemort!) pero merecerá la pena si tienes claro cuál es. Cada pasito que des, por pequeño que te parezca, te acercará a liberarte de aquello que te impide mejorar.

No es un viaje que tengas que hacer solo/a. Buscar un "sabio" o "sabia" que te de un mapa y te ayude a enfrentarte a los obstáculos te facilitará el viaje. Esta es la función de los/as psicólogos/as. Tú harás el viaje, igual que Frodo salió de la Comarca y recorrió el mundo para destruir el Anillo, pero tu psicólogo/a te explicará cuál es el camino y cómo evitar los peligros o enfrentarte a ellos. ¿No encuentras al tuyo? Aquí tienes un enlace a muchos recursos psicológicos para jóvenes que hay en Zaragoza (entre ellos, claro, nuestra Asesoría Psicológica).

Ahora que ya estás preparado/a, ¡toca empezar a andar! Si has leído cualquiera de estas historias, ya sabes que no va a ser fácil. Para mejorar, es necesario buscar qué es lo que te impide ser feliz y a veces eso puede herirnos. Quizá pienses "¡con lo bien que estaba yo en casa!" y es normal. A veces nos parece más cómodo quedarnos como estábamos, aunque no fuese bien. En ocasiones, incluso deberás hacer sacrificios: alejarte de una persona que, en el fondo, te está haciendo daño; cambiar tus hábitos… ¡Pero no desesperes! Recuerda tu objetivo y, si te sigue pareciendo importante conseguirlo, mantente en el camino. En otras ocasiones, tocará descansar. Lo importante no es cuándo llegues a él, sino que lo consigas. Correr demasiado a veces es peor, porque puedes pensar que ya has llegado antes de hora. Esto no es una carrera, es un viaje. Disfruta de las vistas, tómate el tiempo que necesites y aprovecha para conocerte mejor.

El camino acaba en el obstáculo final, en el último boss del videojuego. En tu caso, será la prueba que te demuestre que has conseguido tu objetivo. Imagínate que era aprender a decir no: la primera vez que seas capaz de negarte a hacer algo que no te apetece sin sentirte mal por ello, será cuando lo hayas derrotado.

Y, por fin, volvemos a casa. En tu caso, es el retorno a tu vida diaria, ya por tu cuenta, pero aplicando las lecciones que has aprendido por el camino. Es el momento de enfrentarte a los obstáculos pero, esta vez, con los recursos necesarios. Felicidades: ¡has escrito tu propia aventura!