22 junio 2015

La noche más luminosa


Daniel Monserrat (El Periódico de Aragón)

Las campanas del Pilar marcaban las 20 horas y como un correcaminos el primer niño era engullido por la boca del Tragachicos que lo expulsaba por el culo pocos segundos después. En La Lonja el goteo de gente que pasaba por la puerta para ver la exposición de Nicolás Muller era constante, como un grifo cuando pierde agua y la gotea a la perfección. Casi a la vez, cinco minutos antes para ser exactos, una veintena de personas ya habían comprado su tíquet a los pies de la estatua de César Augusto en las murallas para la visita teatralizada 2000 años de historias que estaba a punto de partir. Desde allí, muy lejanamente (y cuando el tranvía lo permitía), se escuchaba la música que venía de la plaza San Felipe donde en un escenario montado para la ocasión, Actúa se fusiona con la Noche en blanco. "No te atreverás a hacer la foto, que falta el marido", le espeta una señora a la fotógrafa que, en la calle Candalija, es la cara visible de la actividad La cámara de fuelle, que permite retratarse como hace un siglo.

Zaragoza vivió ayer su quinta Noche en blanco, que volvió a ser multitudinaria sobre todo en las calles del casco histórico donde las actividades atrajeron la atención de zaragozanos de todas las edades. Aunque, una vez más, quizá los grandes triunfadores de la Noche en blanco volvieron a ser los edificios. Solo había que darse un paseo por el CaixaFórum pocos minutos después de las ocho de la tarde (a esa hora empezaba oficialmente la actividad aunque ya por la tarde había actos) para intuir que iba a ser uno de los centros más visitados. Cientos de personas ya habían entrado en el CaixaFórum y no solo para ver las exposiciones de Sorolla o Sebastiao Salgado sino que la terraza era uno de los sitios más demandados. "Hemos aprovechado este día para venir a ver el centro porque todo el mundo nos había hablado de él pero aún no habíamos venido", aseguraban Maribel y José María, una pareja de mediana edad que disfrutaban de las vistas de la terraza en una buena porción de sombra. Dos pisos más abajo, los niños correteaban ajenos a los cuadros de Sorolla mientras sus padres trataban de contenerles.

Pero no solo el CaixaFórum recibió un buen aluvión de visitas ayer. El IAACC Pablo Serrano también funcionó como polo de atracción y su terraza, abierta para la ocasión (ya que llevaba bastante tiempo cerrada al público), que contó con la música de los disc jockeys Tical y Shokolà.

Y es que en un día como el de ayer hasta la temperatura acompañó porque, aunque el calor apretó bastante durante todo el día e incluso por la tarde, a partir de las 20 horas, el clima pasó a ser bastante agradable e invitó a que la gente se echara aún más a la calle.

Eran las nueve de la noche y la Noche en blanco no había hecho más que empezar. El cementerio de Torrero arrancaba sus actividades (bautizada como la Noche en negro) que incluyeron, además de visitas teatralizadas por el camposanto (donde lo tenebroso dio paso a lo atractivo arquitectónicamente hablando), proyecciones y hasta una exposición digital de uno de los elementos más comunes a todos los cementerios, los gatos.

Cuando las manijas marcaban ese ángulo recto, también se abría la veda en la calle Santiago. O lo que es lo mismo, la oportunidad de todo el que lo deseara de expresar lo que se le pasara por la cabeza en una pizarra titulada Lo que me inspira es....

Un 600 blanco se hacía paso entre una abarrotada calle Alfonso (a los viandantes, y los blancos de la noche había que sumar las charangas, las despedidas y las bodas) en el arranque del espectáculo de calle Tyrant de la compañía Nacho Vilar Producciones. Como un simil de que la cultura anoche se abría hueco allá donde menos te lo esperabas. "No tenía ni idea de que hoy era la Noche en blanco --aseguraba Elsa-- pero, la verdad, es que ha sido dar un paseo por el centro y no parar de encontrarnos cosas".

Y eso que todavía quedaban muchas horas de frenética actividad para todos los gustos. Para los amantes del cine, en la calle Loscos, un pianista sonorizaba el cine mudo. Pero también para los de la música con diferentes conciertos en varios lugares y para los de las artes escénicas. Mención especial para el espectáculo Botas, expo y sexo, de Sinsesatas Teatro en el Arco del deán cuando se rozaba la medianoche y a la compañía Amoramar Danza que representó su número de danza Todo en(caj)a en el Náutico.

¿Y la opinión de los ciudadanos? "Es algo que habría que hacer más a menudo porque es la manera de atraer a gente que nunca visita sitios como estos", se afanaba en explicar Maribel en la entrada del CaixaFórum. Un público distinto es el que había en las actividades callejeras pero su opinión no era muy diferente: "Rotundamente sí. Claro que me gusta y ojalá estuviera todos los fines de semana", decía Carlos en la plaza del Pilar mientras se comía un bocadillo. A su lado, su pareja, Marisol, asentía y concluía: "Solo llevamos cinco ediciones pero los zaragozanos ya hemos demostrado que queremos que haya muchas más".