10 marzo 2015

Fernando II, el rey "que imaginó España" en La Aljafería


Daniel Monserrat (El Periódico de Aragón)

 Carlomagno, Lotario I, Astolfo, Godofredo de Bouillon... y Fernando II de Aragón. En 1515, el papa León X definió a Fernando el Católico como uno de los cinco pilares de la cristiandad. Y así aparece reflejado en la estancia vaticana del Incendio del Borgo, diseñada por Rafael, en la que se representa como el Papa apagó el fuego con su bendición e impidió que destruyera Roma. Una fiel reproducción de esta estancia pone el punto y final al recorrido de la exposición Fernando II de Aragón. El Rey que imaginó España y la abrió a Europa. Una magna muestra que pone de largo el proyecto Corona de Aragón. Historia y arte, compuesta de 150 obras procedentes de 8 países y 78 instituciones, que hoy inauguran los Reyes en la Aljafería (en el aniversario del nacimiento de Fernando II) y que se podrá visitar hasta el 7 de junio. Así lo anunciaron ayer la consejera de Cultura del Gobierno de Aragón, Dolores Serrat; el director general de Patrimonio Cultural, Javier Callizo; así como el director científico del proyecto, Ángel Sesma; y la comisaria de la exposición, Carmen Morte.

 
Fernando II de Aragón ("una muestra que quiere recobrar nuestro sentimiento de orgullo como aragoneses y dar a conocer esa imagen de rey universal, reivindicativo y ponerlo en valor", señaló Serrat) está dividida en cuatro grandes espacios en los que la "Aljafería es una obra más de la exposición": La conciencia de un linaje, El centro de una gran constelación, Un mundo interior de contrastes y El reconocimiento de Fernando de Aragón como monarca universal. La exposición que muestra obras de arte cedidas por primera vez (como los retratos de Fernando e Isabel de la colección de la reina Isabel de Inglaterra), "destaca por el gran valor del diálogo que se establecen entre las piezas", recalcó Dolores Serrat.
 
El primer ámbito, Conciencia de un linaje, ahonda en retratos, documentos y representaciones familiares que muestran "la confluencia aragonesa y castellana". Entre todos ellos, destacan todos los retratos existentes de Fernando (entre los que están los inéditos cedidos por la casa de Windsor), la espada de ceremonia de los Reyes Católicos o el manuscrito del casamiento entre el monarca e Isabel.
 
Ya en el segundo capítulo expositivo (El centro de una gran constelación), el visitante podrá contemplar el mundo del monarca alrededor de la Iglesia, la aristocracia, la guerra y cómo adquirió esa "dimensión extraordinaria" que alcanzó. Ahí, se puede contemplar objetos como la espada de Boabdil, así como varios documentos como el de Julio II otorgando a Fernando el Católico el reino de Nápoles o la bula de Alejandro VI nombrándoles Reyes Católicos.
 
Un mundo interior de contrastes se detiene en la faceta de hijo, esposo y padre a través de una cuidada selección de objetos. La primera pieza que se puede contemplar es el Indicador horario del reloj del monasterio de Veruela, recientemente restaurado por la DPZ, el único indicador visual de un reloj bajomedieval en la Península Ibérica para el final de la Edad Media. Además, exclusivamente para esta muestra, se ha logrado reunir dos tablas procedentes del retablo de la Virgen de la Misericordia, encargado en 1479 para el claustro de la iglesia de Santa María la Mayor de Zaragoza (hoy el Pilar) y que salieron de la ciudad en fecha desconocida. Junto a ellos, se pueden contemplar el Misal breviario del propio Rey o el Libro cantoral: Graduale. Pars altera.
 
En el último espacio expositivo (El reconocimiento de Fernando de Aragón como monarca universal) se muestran documentos como las capitulaciones de Granada (que han salido por primera vez de la ciudad andaluza) y el testamento del Rey, redactado en Madrigalejo el 22 de enero de 1516, propiedad de la Casa de Alba. Una vez consultado este documento, el visitante se adentra en la recreación del Incendio del Borgo.
 
Con esta muestra, insistieron tanto Callizo como Serrat, se pone en marcha un proyecto "bueno para Aragón, para todos los aragoneses y para España porque, más allá del valor en sí mismo de la exposición, nos transmite el reinado de Fernando II y su importancia a la hora de construir España en torno a la unidad de una sola monarquía".