Alegorías de las Musas en las fachadas delantera y trasera del Teatro Principal

Música y Artes Escénicas
Autor/es
(Escultor)
Francisco Rallo Lahoz, nace en Alcañiz (Teruel) en 1924 y muere en Zaragoza en 2.007. De 1939 a 1945 estudia en la Escuela de Artes Zaragoza y despues continúa su formación como discípulo del escultor Félix Burriel. Su obra abarca un gran numero de temas desde los desnudos femeninos, torsos o maternidades. Autor de numerosos monumentos públicos en Zaragoza, su última obra fue el busto a Antonio Beltrán. Esculpió en todos los materiales y supo combinar el clasicismo con un estilo personal. Fue presidente de la Asociacion de Artistas Plásticos Goya y académico correspondiente de la Academia de Bellas Artes de San Luis.
Colaboradores
Victorio Calvo (vaciado).
Emplazamiento
calle Coso núm. 57 y de plaza José Sinués
Periodo
[1937-1975] Periodo Franquista
Materiales
Piedra artificial
Dimensiones
2,30 m. de altura cada figura
Cronología
Proyecto, 1969. Colocación, 1970
Promotor
Ayuntamiento de Zaragoza.
Propietario
Ayuntamiento de Zaragoza

La representación de cuatro Musas, Talía, Melpómene, Euterpe y Terpsícore, es el argumento escultórico elegido para la ornamentación del Teatro Principal. En la mitología griega las Musas eran diosas de la inspiración creativa en la literatura y por extensión del resto de las artes. Hijas de Júpiter y de Mnemósine, eran inicialmente ninfas que vivían en los montes Helicón y Parnaso junto a las fuentes provocadoras de la inspiración. En total eran nueve y ejercían su influencia en cada una de las artes.

Talía, es la musa de la comedia, lleva una máscara cómica, Melpómene es musa de la tragedia, su atributo es una máscara trágica. Ambas se las relaciona con el teatro. Euterpe es musa de la música y de la poesía lírica, porta instrumentos musicales -que han ido cambiando a lo largo del tiempo-. Por último, Terpsícore es la musa de la danza y del canto.

El edificio del Teatro Principal, obra de Agustín Sanz y Agustín Gracián, ha tenido desde sus orígenes en 1799 numerosísimas transformaciones e intervenciones, tanto en las fachadas como en su interior. En 1937, Regino y José Borobio proyectaron una nueva fachada en la calle del Coso. La intervención contemplaba la colocación de esculturas que hicieran referencia a la actividad del edificio. Con ese fin, Félix Burriel, escultor habitual en la obras de los hermanos Borobio, realizó los bocetos de cuatro figuras en yeso patinado y de pequeñas dimensiones -en torno a 30 cm. de altura-, tituladas, Comedia, Danza, Música y Tragedia. El difícil contexto de la Guerra Civil y la falta de recursos económicos, impidieron la materialización de las estatuas que hubieran sido esculpidas en piedra en tamaño superior al natural.

Las nuevas obras en el edificio que se llevaron a cabo en 1970, fue la ocasión propicia para completar la decoración escultórica prevista en el proyecto de 1937. El escultor Félix Burriel, ya muy mayor y con las facultades físicas mermadas, no podía desarrollar los bocetos hechos en su día, por lo que éste aconsejo al Ayuntamiento que Francisco Rallo, antiguo discípulo suyo, realizara la decoración escultórica. Rallo modela cuatro figuras de nueva factura, diferentes a las resueltas por Burriel, y a partir de ellas se realizaron quince estatuas, ubicadas cuatro en cada una de las fachadas del Teatro, con excepción en la calle Don Jaime que por razones de espacio sólo se instalaron tres.

En la última intervención llevada a cabo por el arquitecto José Manuel Pérez Latorre en 1985, que transformó sustancialmente las fachadas, las estatuas cambiaron de ubicación. Se coloraron cuatro en la parte superior de la fachada principal de la calle del Coso, otras cuatro se ubican sobre un resalte del tejado en la esquina de la plaza Sinués con la calle Blasco, cinco se instalan en el interior del Teatro y las dos restantes fueron trasladadas al acceso del Teatro del Mercado en la plaza de Sto. Domingo.

Las cuatro estatuas tienen una resolución similar, son de inspiración clásica tanto en el tema como en la forma, pero tienen una evidente influencia de las corrientes mediterraneístas de la primera mitad del siglo XX, con predominio de las formas redondeadas, los volúmenes compactos y una matizada sensualidad. Al tratarse de esculturas cuya visión está muy alejada del espectador y necesariamente su contemplación es de abajo arriba, el escultor eleva éstas con un pedestal prismático y alarga los cuellos inclinando ligeramente las cabezas hacia delante. El clasicismo es perceptible en la vestimenta, peplos que en algunos casos, transparentan la anatomía femenina, o en el contrapposto de las piernas y de los brazos en movimiento, con las manos que portan los atributos. Talía sujeta una máscara sonriente que muestra frontalmente a la altura de su cintura. Euterpe apoya una cítara sobre su pierna derecha que sostiene con las manos. Terpsícore es la estatua con mayor movimiento de todas, está ligeramente inclinada a la derecha, agarra con sus manos el manto que mueve el viento mientras ella baila. Finalmente, Melpómene sostiene una máscara de expresión triste a la altura del hombro izquierdo. El conjunto puede considerarse como una de las obras más representativas del estilo del escultor Rallo.
Clave Iconografía Clave Materiales Clave Temática
Mujeres
Piedra
Música y Artes Escénicas
Autor de la Ficha
José Ramón MORÓN BUENO
Bibliografía

  • ABAD ROMÉU, C. Et al, Inventario de Bienes Histórico-Artísticos, Ayuntamiento de Zaragoza, Zaragoza, 1995, p. 485.
  • DE FELIPE, Lisardo, "Quince estatuas coronan nuestro coliseo", Aragón -Exprés, 4-6-1970.
  • GARCÍA GUATAS, M. , "La Zaragoza contemporánea", en AA.VV., Guía Histórico-Artística de Zaragoza, Zaragoza, Ayuntamiento de Zaragoza, 2008, pp.399-400.
  • MARTÍNEZ BENAVENTE, D. , "Talía, Euterpe, Terpsícore y Melpómene, coronan desde ayer, la nueva y remozada fachada del Teatro Principal", El Noticiero, 5-6-1970.
  • ZAPATER, Alfonso: "Así quedará la fachada posterior del Teatro Principal", Heraldo de Aragón, 15-3-1970.