Patrimonio cultural

Marino Amaya (Astorga, 1928) empieza a los quince años su carrera como escultor con una estatua de Santiago Apostol esculpida en piedra blanca. Pero su estrellato en la escultura religiosa comienza cuando en 1951 el Obispo de León le confía un grandioso monumento a La Inmaculada Concepción. Su otra especialidad temática son los niños y los animales, a los que ha dedicado monumentos y esculturas repartidas por todo el mundo. En 1974, Astorga, su ciudad natal, le hace hijo predilecto y le dedica una calle. En 1981 expone sus obras en Nueva York en Zoma Gallery, donde adquiere quince de sus obras la Fundación Rockefeller. Ha vivido en Brasil y Estados Unidos, pero desde el año 1981 Amaya tiene su estudio en Marbella (España), que alterna con el de Madrid.

Javier Clavo Gil (Madrid, 1918-1994 )es un pintor y escultor difícil de encasillar. De formación autodidacta, pasa su juventud pintando, y frecuentando el Círculo de Bellas Artes, que va a ser la verdadera escuela del artista. Una exposición de pinturas de Picasso en 1935 titulada "El centro de la construcción" le produce una gran impresión . Es autor en la Guerra Civil de cartelería de propaganda política en la línea de Josep Renau. Entre 1955 y 1957 trabaja para ENSIDESA en su poblado laboral de Llaranes (Avilés) con obra en la escuela de niñas y la iglesia de Santa Bárbara. Luego se convierte en un creador ecléctico de gusto expresionista. En 1962 expone en la Sala Luzán de la CAI, con ocasión de la inaguración de su mural mosaico en la fachada. Ha realizado, entre otros proyectos decorativos, los plafones del patio de butacas del teatro Albéniz de Madrid.