Caesaraugusta, colonia romana, fue fundada sobre la ciudad ibérica de Salduie, en un punto estratégico por la confluencia de tres ríos (Ebro, Gallego y Huerva).

La urbe construida de nueva planta sigue los modelos típicos romanos: trazado en damero con los edificios públicos imprescindibles en la vida romana como el foro, templos, teatro, termas públicas, etc.

Hacia el año 14 antes de la Era, el emperador César Augusto decidió fundar a orillas del Ebro la única ciudad del Imperio que disfrutó del privilegio de llevar su nombre completo, Caesaraugusta. En este enclave ya existía una antigua población íbera llamada Salduie, cuyos habitantes habían aceptado hacía mucho tiempo la cultura romana.

La fundación de la colonia obedeció a una motivación militar y estratégica del territorio. Se trataba de defender los logros conseguidos militarmente en la zona norte de la península. Por eso, en Caesaragusta se asentaron los veteranos de las legiones que habían intervenido en las guerras cántabras: la IV Macedónica, VI Víctrix y X Gémina. ( Web Puerto).

La ciudad se trazó siguiendo los cánones romanos a partir de dos grandes vías urbanas: el cardo máximo de norte a sur, (aproximadamente la actual calle Don Jaime I) y el decumano máximo de este a oeste (desde C/ Mayor hasta C/ Manifestación). El resto de las calles se trazaban paralelas a éstas creando una estructura ortogonal, de red o cuadrícula, que formaban manzanas (insulae) que se irían llenando a lo largo de los años con distintos edificios y casas (domus) de las familias más pudientes.

El perímetro de la ciudad se delimitó con una muralla con torreones que acotaba un espacio rectangular de 48 hectáreas. Cuatro puertas, coincidiendo con los puntos cardinales y las principales calles, se abrían en la muralla para dar acceso y salida a la población.

El periodo de esplendor de la ciudad, en el que se realizaron grandes obras públicas, se desarrolló durante el siglo I y el siglo II después de la Era. Siguiendo el modelo urbano romano, en su interior se levantaron mercados, plazas porticadas, dos templos -uno en el interior de La Seo y otro en la plaza del Pilar delante de la casa Consistorial-, un foro -para el discurrir de la vida administrativa y política-, fuentes o ninfeos, como la de la plaza de san Pedro Nolasco, etc. En este crecimiento urbanístico no se pueden obviar los elementos lúdicos que toda gran urbe romana tenía como un gran teatro o varias termas, tanto públicas como privadas.

La ciudad se dotó de una completa red de abastecimiento de agua y de alcantarillado, como la gran cloaca que puede verse en el museo del Foro. Sobre el río Ebro se erigió un puente (a la altura del actual puente de Piedra) y un puerto fluvial donde podían fondear los barcos que llegaban desde Tortosa o desde Vareia (actual Logroño), tan necesarios en el desarrollo económico y comercial de la ciudad. Para paliar las inundaciones por las crecidas del río se construyeron zonas de drenaje, utilizando ánforas colocadas boca bajo, como las localizadas en la plaza Tenerías.

Tan importante era la vida urbana para los romanos como la vida en el más allá. Los cementerios se situaban a lo largo de las calzadas de salida de las ciudades. En Caesaraugusta se han localizado varias necrópolis: una en la Puerta Occidental, actual calle Predicadores y otra en el lado opuesto, calle Ntra Sra del Pueyo en el barrio de las Fuentes, y finalmente del siglo IV, en Santa Engracia. En esta última se localizaron dos sarcófagos de los primeros momentos del cristianismo que se conservan en la cripta de la iglesia. También extramuros se ubicaban las industrias y artesanías que podían ser nocivas para la vida diaria, como los alfares en la zona de San Pablo.

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Detalle de la reconstrucción de la ciudad de Caesaraugusta (Ilustración Fransec Riart i Jou)
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Detalle del drenaje con ánforas en la plaza de Tenerías. (Foto José Garrido)
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Frente del sarcofago de la receptio animae. Cripta de Santa Engracia.

A pesar del desmantelamiento de los edificios públicos a finales del siglo III para reforzar la muralla, esta ciudad mantuvo su estructura hasta el final del imperio Romano. A partir del siglo V muchos de sus monumentos se arruinaron, pero la huella urbana de Roma todavía pervive en la Zaragoza contemporánea.

Los museos arqueológicos municipales dedicados al Foro, Puerto fluvial, Termas públicas y Teatro configuran la Ruta de Caesaraugusta, un itinerario a partir del cual es posible conocer el centro político y los edificios públicos más emblemáticos de la ciudad romana, y revivir las áreas en las que se desarrollaba la actividad comercial, económica, política y social, cultural y religiosa de la colonia.