¿Tu trabajo te hace feliz?


Pasamos más horas del día trabajando que en nuestra casa, más tiempo con nuestros compañeros de curro que con nuestros amigos/as. Así que sí, merece la pena preguntarse si nuestro trabajo nos hace, de alguna forma, felices. Si la respuesta es negativa o te genera dudas, quizá es hora de plantearte hacer un cambio en tu vida. Para averiguarlo, coge boli porque te vamos a hacer pensar.

Elisa Navarro

Cuestionario para calentar motores

  1. ¿Tu trabajo te hace feliz? (Siendo 1 el más bajo y 9 el más alto)

1 2 3 4 5 6 7 8 9

  1. ¿Te sientes realizado y/o valorado? (Siendo 1 el más bajo y 9 el más alto)

1 2 3 4 5 6 7 8 9

  1. ¿Se han cumplido tus expectativas iniciales? (Siendo 1 el más bajo y 9 el más alto)

1 2 3 4 5 6 7 8 9

  1. ¿Te garantiza la independencia y/o ahorrar? (1 si estás lejos y 9 si estás cerca)

1 2 3 4 5 6 7 8 9

  1. ¿Cómo describirías el ambiente laboral? (Siendo 1 el más bajo y 9 el más alto)

1 2 3 4 5 6 7 8 9

  1. ¿Tienes equilibrio entre tu vida personal y profesional? (Siendo 1 un equilibrio nulo y 9 un equilibrio óptimo)

1 2 3 4 5 6 7 8 9

Si el resultado de este test suman menos de 27 puntos, significa que tu grado de satisfacción está por los suelos y que, realmente, deberías plantearte cambiar de trabajo. Si, por el contrario, tu puntuación se acerca más a 54, estás de enhorabuena. ¡Tu trabajo se ajusta a tus necesidades!

Aunque lo hemos planteado en forma de juego, es un tema serio. Cada vez hay más personas que padecen el denominado síndrome de burn-out o del trabajador/a quemado/a. Si crees que podría ser tu caso, debes tener en cuenta que nada llega por casualidad y que existen muchos factores que influyen. Pero, no te estreses, todo tiene solución y ser consciente de lo que te pasa es el primer paso para cambiarlo.

Una de las psicólogas perteneciente al Colegio Profesional de Psicología de Aragón define este síndrome como "un desgaste mental y físico que te va erosionando y acaba generándote ansiedad, depresión, irascibilidad e incluso desesperanza". Y asegura que existen variables sociales y personales que ayudan a explicar por qué los/as jóvenes -y no tan jóvenes- se cansan tan rápido de su trabajo.

  • Variables sociales:

Inaccesibilidad a la vivienda. Actualmente, alquilar un piso puede ser más complejo que subir el Everest. También el tema de la hipoteca se complica si eres joven y tu trabajo no te permite llegar a fin de mes. Así que, a diferencia de lo que nos contaban nuestros padres, ahora el trabajar puede no ser sinónimo de independizarse. "Esto afecto mucho a los/as jóvenes, ya que tienen la sensación de que no evolucionan: trabajan pero no se pueden emancipar".

Trabajos inestables y precarios. La inestabilidad y precariedad en el trabajo no tienen por qué ser solo económicas. La dificultad para organizar tu tiempo de ocio por culpa de unos horarios cambiantes o que no te comunican con demasiada antelación, también puede ser síntoma de precariedad laboral. "Tengo gente en mi consulta que cuando intento que hagan cosas que puedan gustarles, resulta imposible porque no saben qué horario tendrán la semana que viene". La falta de organización de la propia empresa va a influir pues -y mucho- en la motivación del trabajador/a.

  • Variables personales:

El mal entendido perfeccionismo. La sociedad misma ha reforzado el perfeccionismo como una cualidad positiva. Parece que si dices que eres perfeccionista haces mejor las cosas, pero ¡ojo! también puede no ser cierto. "Yo creo que el perfeccionismo es más bien el miedo a equivocarse. Así que, lejos de ser una cualidad positiva, pasa a ser otra muy negativa que nos genera una inseguridad permanente".

La autoexigencia. Estar motivado en el trabajo no tiene que significar presionarte por encima de tus posibilidades o no establecer límites saludables. Es bueno recordar que, motivación y presión no son, en absoluto, sinónimas. "Las personas que tienen necesidad de control y que están constantemente intentando anticiparlo todo viven peor. Además, la autoexigencia provoca competitividad y, al final, siempre tenemos la sensación de que nunca es suficiente". Por último, la autoexigencia nos lleva también a tolerar peor la frustración.

Cómo me hablo. El autodiálogo es esencial. Nos pasamos todo el día hablando con nosotros/as mismos/as y la forma en que lo hacemos influye también en cómo nos sentimos. "El autocuidado es fundamental y cuidarse bien también implica tratarse con respeto. Si me estoy criticando constantemente y pienso que soy peor que otras personas, me paso todo el día sufriendo".

El no separar el ocio del trabajo. Seguro que a ti también te ha pasado eso de comer mientras redactabas un mail o lo de contestar mensajes del curro fuera de tu horario laboral. El hecho de no diferenciar tu tiempo de ocio y de trabajo acaba pasando factura sin repercutir en tus cuentas a final de mes.

No permitirse descansar. "A veces, nos sentimos culpables por pensar que no estamos haciendo algo productivo". Vivimos en un mundo en el que nos "obligamos" a hacer cosas constantemente y, mientras tanto, nos olvidamos de descansar. Así que, en lugar de llenar la agenda con millones de actividades, a veces, el no hacer nada y escuchar a nuestro cuerpo sería más productivo. "Hacemos 1.000 cosas a la vez. ¿Cómo no nos vamos a agotar mentalmente?". Una hiperactividad que se refleja incluso en nuestra vida social. "Parece que si durante el finde no tienes 40 planes eres un/a fracasado/a. Pero, ¿y si resulta que no me apetece salir?".

La filosofía de lo malo conocido. El propio miedo a la pérdida puede hacer también que aguantemos situaciones que no son buenas. La filosofía de "lo malo conocido" puede jugarnos malas pasadas, ya que muchas veces el miedo a encontrar algo peor nos lleva a permanecer en un trabajo que no nos gusta. Pero es bueno recordar que el estar amargado/a en tu puesto laboral no solo te repercute a ti como trabajador, sino también a la empresa y a tus clientes.

Seguro que hay en variables en las que te has visto profundamente reflejado/a. Ser consciente de que existen es el primer paso para poder entender lo que ocurre en nuestro interior cuando nos asaltan ciertos sentimientos y pensamientos. En muchos casos, el abordar estas variables de forma consciente puede generar un impacto muy positivo y cambiar nuestra actitud a la hora de percibir nuestro trabajo. Muchas veces el secreto se esconde en cómo nos cuidamos y nos hablamos.

Y, antes de terminar, un consejo de la psicóloga que cambia radicalmente la manera de hablar con nosotros mismos: sustituir el 'tengo que' y 'debería' por 'voy', 'quiero' y 'necesito'. "Es muy importante cambiar el lenguaje con el que nos hablamos, ya que la presión excesiva solo conduce a una rápida desmotivación".

Libro recomendado por la psicóloga: "Maravillosamente imperfecto, escandalosamente feliz" de Walter Riso.

¿Te exiges demasiado? ¿Te comparas constantemente y tienes la sensación de no dar la talla? ¿Menosprecias tus logros personales? ¿Te importa mucho que te aprueben los demás? ¿Te angustia el futuro? ¿Te da miedo expresar tus emociones libremente? Si tu respuesta a algunas de las preguntas mencionadas es positiva, has sido víctima de un paradigma social de «perfección psicológica» que te impide ser feliz.

Walter Riso nos invita a rebelarnos contra el perfeccionismo irracional y a promover una autoaceptación incondicional y sin excusas.


Casa de los Morlanes. Plaza San Carlos 4, Zaragoza, 50001

Tel: 976 72 18 18
Whatsapp: 608 748 112
Correo: infojoven@zaragoza.es
Cómo llegar en transporte público

Horario:

  • Lunes, Martes, Jueves y Viernes, de 10 a 14 horas;
  • Miércoles, de 15 a 18 h.

Verano:

  • Lunes a Jueves, de 10 a 14 h;
  • viernes de 10 a 13 h.