¿Comemos solo cuando tenemos hambre?


La pandemia del Covid-19 ha traído consigo múltiples consecuencias colaterales. Uno de los motivos de consulta que más ha aumentado en la asesoría es que cada vez son más los/as jóvenes que comen de manera compulsiva, o de manera coloquial, se dan atracones, lo que conocemos como hambre emocional.

Salud - Salud emocional

Muchas personas utilizan la comida para camuflar emociones o sentimientos negativos, pudiéndose esto convertir en un mal hábito y teniendo un impacto negativo sobre nuestra salud física y psicológica.

Empecemos por el principio ¿qué son las emociones?

Las emociones son respuestas psicofisiológicas (mente y cuerpo) de los individuos ante estímulos internos (vivencias de las personas) o externos (lo que sucede en nuestro entorno). Todas ellas tienen influencia a diferentes niveles en las personas. Siempre buscamos emociones positivas, pero tanto las positivas como las negativas son necesarias, todas nos aportan información importante. Las emociones pueden ser un gran detonante de comer compulsivamente, sobre todo cuando predominan las emociones negativas y buscamos que la comida cumpla una función calmante o anestesiante. Desde niños/as tenemos una relación emocional con la comida, ya que es nuestra primera forma de comunicación y expresión con nuestros/as padres y madres. A medida que vamos creciendo la comida tiene una influencia social, por ejemplo: celebramos eventos con grandes comidas, invitamos a gente que queremos a cenar, damos alimentos como regalo, etc.

Muy importante saber diferenciar entre hambre emocional y hambre fisiológica

¿Qué es el hambre fisiológica? Es la respuesta de nuestro cuerpo ante una demanda de energía, esta necesidad se representa poco a poco y para saciarnos nos basta con cualquier alimento.

¿Qué es el hambre emocional? Es cuando comemos un alimento en respuesta a una serie de emociones negativas, buscando calmarlas: tristeza, aburrimiento, enfado, ira, ansiedad, etc. y no tiene porque existir una necesidad fisiológica. Cuando comemos de manera emocional nos produce un bienestar que dura muy poco y que rápidamente suele convertirse en sentimiento de culpa.

¿Qué hacer si aparece el hambre emocional?

Esperamos 10 minutos antes de comer: la mayoría de las veces nos dejamos llevar por el quiero comer, por lo tanto como. Nos dejamos llevar por el impulso inmediato y queremos satisfacerlo sin tener en cuenta nada más. Estos 10 minutos nos van a permitir que esa necesidad tan inmediata vaya calmándose hasta que desaparezca.

Si pasados esos 10 minutos seguimos teniendo hambre, nos haremos una serie de preguntas:

  • ¿Tengo realmente hambre? Si te apetece algo muy concreto y que no es muy sano, estaremos ante hambre emocional, si es hambre fisiológica, una pieza de fruta o unos frutos secos nos serán suficientes.
  • ¿Cómo creo que me voy a sentir después de comer eso que estoy pensando? Si la respuesta es mal¿ buscaremos alternativas: comer chocolate negro, yogur, darme un paseo, una ducha, etc. Buscaremos calmar las emociones de una manera más saludable.

Otros "tips"

  • No prohibirse alimentos, ya que aumenta el deseo de consumirlos.
  • Evitar pasar muchas horas sin comer, porque aparecen con más facilidad los antojos, que normalmente son alimentos ricos en azúcares.
  • Compra alimentos saludables, evitando tener la casa llena de dulces.
  • Masticación consciente: mastica, saborea, disfruta, deja los cubiertos en la mesa mientras lo haces. Eso hará que comas de manera más lenta y tengas una sensación de saciedad real y conseguiremos dejar de comer en exceso.
  • Come sentado en un lugar tranquilo.
  • Refuérzate con mensajes positivos: puedo hacerlo, aunque otras veces no lo haya hecho bien no significa que no pueda conseguirlo, etc.

Además de estos tips, podemos mejorar nuestra relación con la comida mediante el¿

¡Mindfullness - eating!

Es una técnica, también llamada alimentación consciente, que consiste en aplicar la atención plena. Nos enseña a relacionarnos de manera sana con la comida, aprendiendo a escuchar nuestras emociones y sensaciones corporales para alimentarnos de manera saludable. Ten paciencia y persistencia, estamos confrontando hábitos, quizás adquiridos hace mucho y no es fácil. Al principio esto puede que no tenga el efecto deseado, pues ya tienes interiorizada una conducta muy aprendida.

  • Tengo hambre¿ como.
  • Me aburro¿ como.
  • Estoy estresada¿ como.

Poco a poco tenemos que ir sustituyendo lo que hacemos por otros hábitos que nos hagan sentir mucho mejor. Practica, poco a poco lo irás consiguiendo... y recuerda, se comprensivo/a contigo mismo/a, en el camino siempre hay tropiezos.

Si te interesa este tema o necesitas ayuda, pide cita con la Asesoría Psicológica del CIPAJ
Laura Zapata Pello. Asesora Psicológica del CIPAJ. Centro de información y asesoramiento juvenil. Casa de los Morlanes. Plaza San Carlos, 4. 50001 Zaragoza. Tel. 976 721 818. cipaj@zaragoza.es 

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