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¿Crees que existe la igualdad para las personas con discapacidad? ¿Sí? ¿No? ¿No lo sabes? ¿Nunca has pensado en ello? Os invitamos a reflexionar a través de unas cuantas preguntas sencillas de actos de la vida cotidiana en los que quizás no se piensa.

¿Alguna vez habéis ido al cine, a un concierto o a un partido y no has podido disfrutarlo? ¿Reserváis en cualquier restaurante sin problema? ¿Podéis entrar sin dificultades en una playa? ¿Os resulta fácil circular por tu ciudad o usar el transporte público? En la infancia, ¿habéis disfrutado de los espacios de juego en los parques? ¿podéis practicar actividades deportivas en instalaciones al aire libre o las mismas actividades de ocio que el resto? En consecuencia, ¿os ha resultado fácil hacer amigos y relacionaros con cualquier otra persona?

¿Comprendéis bien la carta de un restaurante, los artículos del super, unas instrucciones, cómo hacerse el DNI o las indicaciones del médico? ¿Alguna vez habéis intentado comunicaros con alguien que habla tu idioma y no has podido?

¿Creéis que al menos tenéis bastantes opciones educativas? Dentro de las dificultades para todos los jóvenes ¿Os resulta casi imposible encontrar trabajo? ¿Accederéis, si no lo habéis hecho ya, a la vida independiente?

En resumen, ¿creéis que la sociedad está preparada para facilitar la inclusión plena de las personas con discapacidad?

Os damos algunas respuestas:

En los cines, conciertos y partidos, si hay espacios habilitados, se reservan lugares de peor visibilidad si vas en silla y en muchas playas, las sillas eléctricas son inútiles en la arena.

Todavía queda trabajo para mejorar los accesos a la movilidad en las ciudades y el uso del transporte público: rampas que no funcionan o espacios que no se respetan en aparcamientos reservados. También queda trabajo para adaptar los parques infantiles y las zonas deportivas al aire libre, que podrían tener en cuenta los deportes adaptados como la Boccia o el Goalball.

El ocio compartido es otro reto: muchas veces, en la oferta de ocio no se contempla la posibilidad de adaptarlas para que personas con discapacidad participen o se diseñan actividades exclusivas para personas con discapacidad, lo que dificulta el acceso a entornos normalizados e inclusivos.

Por otra parte, el acceso a una información comprensible también es un reto cotidiano. Por ejemplo, instrucciones adaptadas que faciliten la accesibilidad cognitiva usando pictogramas, Braille o en sistema de Lectura Fácil para hacer comprensibles acciones de la vida cotidiana como hacer la compra, pedir en un restaurante o saber qué pasará al ir al médico. Con el acceso a la comunicación sucede algo similar; muchas personas no saben que existen Sistemas Alternativos y Aumentativos de Comunicación (SAAC).

Aunque ha habido mejoras en cuanto a oferta educativa, esta sigue siendo mucho menor que para las personas sin discapacidad. En el caso de chicos y chicas con importantes necesidades de apoyo, la oferta educativa tras la etapa escolar es muy escasa. De la misma forma, pensamos que, aunque haya Centros Especiales de Empleo y empresas que adaptan los puestos de trabajo todavía falta un esfuerzo en las contrataciones, sobre todo para aquellos que necesitan más apoyo. Quizás una de las barreras es que no se nos ve como personas "rentables".

Nuestra intención con este artículo es llamar la atención de la gente, que muchas veces no ve las dificultades y las barreras físicas, comunicativas y/o cognitivas con las que nos encontramos. Incluso a veces nos encontramos con actitudes hacia nosotros poco dignas o crueles. En definitiva, lo que queremos expresar es que, a pesar de las muchas mejoras, todavía queda mucho trabajo por hacer para garantizar la igualdad y la inclusión de personas con discapacidad.