Salir a cenar fuera: ¿es igual para todos/as?


Sandra Alquézar Bravo

Ir a comer o a cenar fuera con nuestros amigos/as, familiares o parejas es uno de los planes que más nos gustan a casi todos/as. Llega el fin de semana y aprovechamos para probar restaurantes nuevos o visitar nuestros locales favoritos, desconectar y echarnos unas risas.

Pero no todo el mundo vive estas salidas como una experiencia relajante. Las personas con intolerancias y alergias alimentarias no pueden permitirse desconectar por completo, ya que tienen que estar atentos/as de que no les sirvan ningún alimento que no puedan tomar.

Y estas personas no son precisamente pocas. En los últimos años, los casos de celiaquía han aumentado notablemente, "con más casos que debutan en la edad adulta, con clínicas no tan manifiestas e intensas como en la edad infantil", según nos cuenta Ignacio Pérez-Camo, presidente de AlergoAragón y médico alergólogo en el Hospital Universitario Royo Villanova. "Todavía no sabemos bien del todo por qué está aumentando", admite, y lo mismo ocurre con las intolerancias alimentarias, que también "son una patología emergente" en la que parece haber "influencia de la microbiota intestinal como una de las causas".

Todavía más problemáticos son los casos de alergias alimentarias, en los que el consumo de ciertos alimentos "produce una reacción alérgica que puede ser leve, grave o, en algunos casos más extremos, con compromiso vital", señala Pérez-Camo. Este tipo de alergias también va en aumento, algo que el médico relaciona con la mejora en nuestro estilo de vida. "En general, vivimos mucho mejor que hace años. Probablemente tengamos menos infecciones y, ¿quién nos defiende de las infecciones? El sistema inmunológico. Si lo tenemos "aburrido", es más fácil que se entretenga con otras cosas. Es lo que se llama la teoría de la higiene", explica.

Son precisamente las personas que tienen alergias graves las que más estrés sufren a la hora de comer fuera, ya que para algunos de ellos "basta una cantidad mínima, por ejemplo una cuchara que se haya utilizado para servir una salsa y que luego se use en otro plato para desarrollar reacciones muy graves", aclara Pérez-Camo. "Personas con alergias extremas a alimentos tan comunes como la leche o el huevo tienen serias dificultades para comer fuera de casa sin incurrir en riesgo y muchas veces no les compensa", por lo que tienden a restringir mucho las salidas o incluso a dejar de hacerlas.

No obstante, en los últimos años se han dado pasos importantes para mejorar la situación de las personas que conviven con alergias e intolerancias alimentarias. La normativa actual exige la identificación de los alérgenos en los diferentes platos y aunque el médico considera que es una normativa "mejorable", "por lo menos fue el primer paso y es una ayuda". La mayor concienciación también se percibe a la hora de organizar eventos, en los que "antes era impensable preguntar a los asistentes si tenían alergia a algo y ahora ya se está haciendo". Por todo ello, Pérez-Camo considera que "ha habido un cambio cualitativo en la concienciación y poco a poco va calando en la sociedad".

Pero no solo las personas con alergias tienen más dificultades que el resto cuando salen a comer fuera. Las personas vegetarianas o veganas también se encuentran con serios problemas a la hora de elegir un restaurante, especialmente si sus acompañantes no lo son.

Es el caso de la joven zaragozana Sonia Miranda, vegetariana desde hace cinco años y vegana desde hace uno, que explica que ella sale "normalmente a los restaurantes que son veganos o tienen opciones 100% veganas, para estar segura de que voy a poder comer tranquila y bien".

Pero cuando sale con personas que no son vegetarianas y van a comer a un restaurante tradicional se le han presentado bastantes dificultades. "Muchas veces me sacan la típica ensalada o verduras fritas y no me dan nada de proteína o de legumbre, o directamente me sirven cosas que no son veganas, como pescado. Por ejemplo, una vez en mi risotto de verduras me salió una almeja porque lo habían mezclado con el risotto de pescado", nos cuenta.

Aunque la dieta vegetariana y vegana es una tendencia en aumento, no son pocos los restaurantes que siguen sin adaptarse a esta nueva realidad. De hecho, las opciones vegetales de algunas cartas incluyen con mucha frecuencia alimentos como atún o aceitunas rellenas de anchoas. "Si te pides un bocadillo que en la carta está denominado como vegetal y luego resulta que lleva atún o anchoas, ya no es un bocadillo vegetal", apunta Sonia, que considera que "en general hay mucha desinformación".

No obstante, cada vez son más los establecimientos que muestran interés por las nuevas tendencias alimentarias y adaptan sus cartas. "Cuando yo empecé a ser vegetariana no había casi ninguna opción y ahora existen más, pero todavía queda mucho por hacer", opina Sonia. "Ahora ya hay sitios que tienen opciones veganas que están ricas, pero si tienen 20 opciones omnívoras, veganas igual tienen una o dos, por lo que la oferta es mucho menor", declara.

En definitiva, vivimos en una sociedad que cada vez es más diversa, también a nivel gastronómico. El aumento de las intolerancias y alergias, así como las nuevas tendencias alimentarias, reclaman una mayor adaptación de la oferta gastronómica para lograr que salir a cenar fuera sea igual de disfrutable para todos.


Casa de los Morlanes. Plaza San Carlos 4, Zaragoza, 50001

Tel: 976 72 18 18
Whatsapp: 608 748 112
Correo: infojoven@zaragoza.es
Cómo llegar en transporte público

Horario:

  • Lunes, Martes, Jueves y Viernes, de 10 a 14 horas;
  • Miércoles, de 11 a 18 h.

Verano:

  • Lunes a Jueves, de 10 a 14 h;
  • viernes de 10 a 13 h.