La empatía en redes sociales: saber mirar más allá de la pantalla


Ciencia y Tecnología
Marta Parra

"Todas las personas que conoces están librando una batalla de la que no sabes nada. Sé amable. Siempre."

En 2023, el usuario de tiktok Oscarggc publicó su top 10 canciones favoritas de los Arctic Monkeys, en un vídeo en el que se le veía disfrutar de cada tema sonriendo y con aspecto tranquilo. Durante los siguientes dos días, su vídeo se viralizó y terminó recibiendo mucho odio. Usuarios y usuarias de Twitter llegaron a citarlo con burlas, comentarios vejatorios e incluso con tentativas de amenazas físicas. Todo ello, por un vídeo en el que lo único que hacía era recomendar sus canciones favoritas de un grupo de música.

En una entrevista con Jordi Pérez Colomé, periodista especializado en tecnología y sociedad de El País, Óscar expresó su conmoción: "Una cosa es hacer humor, pero, ¿en qué momento se cruza la línea de reírse de las canciones que puedas poner en una lista, a "Me encantaría partirle los dientes", por simplemente compartir música?"

¿Qué está ocurriendo para que percibamos tan a menudo esta falta de empatía en redes sociales? ¿Cómo es que, teniendo una herramienta de conexión tan poderosa, la utilizamos —consciente o inconscientemente—, para distanciarnos?

¿Por qué se genera tanto hate en las redes sociales?

El caso de Óscar es uno entre muchos, seguro que alguna vez te has cruzado con otros que reflejan igualmente este problema. Muchas veces no se llega a estos extremos, pero sí existe una tendencia a criticar o comentar sobre lo que hacen otras personas sin pararnos a pensar en el impacto que pueden tener nuestras palabras. Y merece la pena explorar las causas.

La más evidente para los expertos es el anonimato, que actúa como un escudo y brinda a las personas usuarias una sensación de impunidad, permitiéndoles expresar opiniones y actitudes que probablemente no tendrían en una interacción cara a cara. Así resulta muy difícil que tomen conciencia de sus actos o asuman algún tipo de responsabilidad.

También afecta el fenómeno de la despersonalización. Hay algo en la naturaleza etérea de las redes que parece convertir a las personas en avatares y perfiles en apariencia ficticios. Esto puede generar un cierto desapego emocional, como si no pudiéramos entender que alguien real, y no una máquina, va a recibir y procesar nuestras palabras.

A todo esto se suma la facilidad con la que podemos consumir y publicar contenido en redes sociales, y que favorece que se juzgue y responda de forma rápida e impulsiva.

La empatía: un valor fundamental en las redes

Por suerte, no todo es oscuridad en el mundo digital. Recuerda que las redes sociales también pueden ser plataformas para conectarnos y aprender. La clave para evitar que se conviertan en entornos tóxicos reside en la empatía.

En el caso de Óscar, junto al torrente de comentarios negativos, surgieron también oleadas de apoyo y comprensión. Le escribió gente que no lo conocía de nada, pero que quería transmitir su cariño y alentarlo a seguir siendo él mismo.

La empatía viene de la mano de la responsabilidad digital. A menudo vemos que la libertad de expresión se transforma en "libertad para decir lo que pienso sin pensar en las consecuencias, porque no es mi responsabilidad cómo reaccionen otras personas". Pero debemos ser conscientes de que no todas tienen las mismas herramientas para gestionar emociones negativas, y que un solo comentario —por ingenioso que pueda parecernos—, sumado a muchos, a veces puede desembocar en una tragedia.

En un mundo tan interconectado, cultivar la empatía y respetar la diversidad no es revolucionario, sino necesario. Si alguna vez sientes el impulso o la tentación de criticar en redes, haz el ejercicio de pensar que detrás de ese post o comentario existe una persona de la que no sabes nada, o muy poco. Intenta ser amable, siempre.


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