Legados de Mujeres Aragonesas de los siglos XIX y XX

ROSARIO ALGARÍN MÁRQUEZ

LA MAESTRA DE ESCARTÍN

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  Durante nueve años, de 1952 a 1961, Rosario fue maestra en Escartín, Huesca. La anécdota deliciosa que nos ha llegado de su paso por ese pueblo, es un reflejo de las vivencias de muchas maestras de pueblos. Víctor Juan (M. Pedagógico de Aragón), realiza su semblanza:

Cuando en diciembre de 1951 la Delegación Provincial le comunicó que había sido destinada a Escartín, tuvo que consultar en los mapas dónde se encontraba este pueblo. El primer día hizo el trayecto Sevilla-Madrid. El segundo día llegó hasta Zaragoza y el tercero hasta Sabiñánigo. El trayecto Sabiñánigo-Fiscal lo hizo en coche de línea. Al llegar a Fiscal aún le quedaban tres horas de viaje en una caballería. Es fácil suponer el estado de ánimo de aquella joven maestra que no había salido antes de Sevilla y que no había visto la nieve. La maestra hizo cuanto estuvo en su mano para volver con su familia, a la que solo veía durante las vacaciones de verano. Hemos cambiado tanto en pocas décadas que cuando leemos o escuchamos testimonios de maestros que ejercieron en pueblos en los que no había luz eléctrica ni agua corriente, poblaciones a las que había que llegar andando por estrechas sendas o a lomos de caballerías, lugares que quedaban aislados durante la mayor parte del invierno, podría pensarse que todo aquello ocurría hace centenares de años. Sin embargo, esa era la realidad de muchos pueblos de Aragón hasta hace tan solo cincuenta o sesenta años. Dada la mentalidad de la época, en los pequeños núcleos rurales las maestras sufrían en mayor medida el aislamiento social que sus compañeros varones. Por fin, en 1961 le adjudicaron una vacante cerca de Sevilla. Tras su marcha, los vecinos de Escartín encontraron en una pared de la casa de la maestra un grafitti escrito a lápiz en el que se recogían deseos, esperanzas y amor por la escuela y por el pueblo. Aunque el grafitti, empieza el día de su llegada a Escartín con una pregunta: «Aquí, Dios mío, ¿cuándo saldré?», nueve años después, al conocer que por fin se trasladaba a Sevilla, doña Rosario escribió: «¡Qué pena me da dejar el lugar este! ¡Mi escuela y mis niños y todos los vecinos! ¿verdad? ¡Cuidad mi jardín y la iglesia! ¿Sabéis?».

algarin-marquez

Natural de El Coronil, Sevilla, 1ª mitad del siglo XX.
Dejó escritas sus vivencias como maestra en la pared de su casa. Expresaba sus deseos, ilusiones y al final, su tristeza por marcharse.