Patrimonio cultural

La pieza aparece realizada en acero corten, uno de los materiales con mayor fortuna en la escultura pública contemporánea, utilizado por artistas de gran prestigio como el californiano Richard Serra o Eduardo Chillida. Esta aleación de hierro y carbono ofrece cualidades plásticas de gran valor expresivo, a través de su superficie rugosa, a veces modificada en su tono por los agentes atmosféricos como la lluvia, que no deterioran sin embargo su superficie.

Desde un punto de vista formal, la escultura presenta tres puntos de apoyo, sobre los que se distribuye su peso. Estos son los que permiten crear las formas arqueadas que gravitan sobre el vacio espacial, transmitiendo una sensación de ligereza y gracilidad. A través de planchas rectangulares de acero corten, dobladas por la mitad y soldadas las unas a las otras, cuya forma se inclina hacia el cielo, generando ángulos que no llegan a ser rectos. Dichas formas se sostienen sobre unos basamentos cuadrangulares de piedra caliza que han sido colocados sobre un suelo rodeado de césped.

Es una escultura abstracta, que debe emparentarse especialmente con la estética del constructivismo, de la que su autor es uno de los mayores representantes en Aragón. Este estilo dominaba en su muestra "Caminos de ecos", celebrada en La Lonja de Zaragoza en 2014, recogiendo las piezas más recientes de su producción como escultor. Entre ellas cabe destacar por su similitud esculturas como Cometa, o Luna de Orión, en las que también emplea Gimeno el acero corten con formas rectangulares dispuestas verticalmente.

Su ubicación en uno de los centros neurálgicos de la vida comercial zaragozana, cercana al Corte Inglés, próxima también al antiguo Cine Elíseos y a la sede central de Ibercaja en Zaragoza, contribuye a dotar de mayor entidad a la obra. Paseo Sagasta es una de las vías más importantes de la Zaragoza contemporánea, desde principios del siglo XX; la colocación de esculturas abstracta consigue crear aquí contrastes interesantes con la arquitectura histórica, como ocurre también en los casos de la vecina Fuente cúbica de Teodoro Ríos Usón, obra de 1980, junto a la sede de Ibercaja, o con El monstruo y la ola, realizada en 1963 por Antonio Sacramento, situada al comienzo de la Gran Vía.