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HISTORIA DE LA SEMANA SANTA DE ZARAGOZA

Historia de la Semana Santa Zaragoza

La Semana Santa de Zaragoza ha estado vinculada principalmente, a lo largo de su historia, a dos instituciones religiosas: la Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís y la Muy Ilustre, Antiquísima y Real Hermandad de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y Madre de Dios de Misericordia.

La Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís

A lo largo del siglo XVIII, la Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís organizaba tres procesiones: la del Encuentro (Martes Santo), la del Santo Entierro (Viernes Santo) y la de la Resurrección (Domingo de Pascua). Tras la voladura del convento de San Francisco en 1809, suspendió la vida de comunidad hasta 1815, en que volvió a realizar un Vía Crucis por el interior del claustro del destruido convento y la procesión del Encuentro. En 1819, instalados los frailes en el nuevo convento, intentaron reanudar la procesión del Santo Entierro después de celebrado el acto del Descendimiento, lo que fue motivo de un prolongado litigio con la Hermandad de la Sangre de Cristo, que fue la encargada de organizarla desde 1827. La V.O.T. continuó realizando la procesión del Encuentro durante los primeros decenios del siglo XX.

La Muy Ilustre Antiquísima y Real Hermandad de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y Madre de Dios de Misericordia

Uno de los fines de los religiosos del convento de San Francisco era la recogida de cadáveres abandonados, función que fueron poco a poco dejando en manos de seglares. Todavía hoy en día, la Hermandad de la Sangre de Cristo, con sede desde el siglo XVI en dicho convento, recoge todos los cadáveres abandonados en el término del partido judicial de Zaragoza. Con los avatares de la guerra de la Independencia quedaron destruidos todos los pasos que formaban parte de la procesión del Santo Entierro, salvo el Cristo de la Cama (datado hacia 1622), que fue rescatado. La Hermandad de la Sangre de Cristo trasladó su sede, en 1813, a la iglesia de Santa Isabel, reanudando su actividad, organizando la procesión del Santo Entierro y encargando, durante el siglo XIX, nuevos pasos. Actualmente sigue teniendo su sede canónica en la Iglesia de Santa Isabel de Portugal, desde donde continúa encargándose de la organización del Santo Entierro.

La Procesión del Santo Entierro

Desde 1617 la Sangre de Cristo es responsable de la organización de esta procesión.  A finales del siglo XVIII encarga la realización de diversos pasos con distintos misterios de la Pasión que se perderán durante los Sitios.

Desde 1818, la Hermandad de la Sangre de Cristo volvió a encargar nuevos pasos procesionales, con los que siguió organizando la procesión del Santo Entierro. A comienzos del siglo XX dicha procesión será sometida a una renovación: adecuación y reforma de la mayoría de los pasos y del vestuario de los grupos que desfilaban con ellos, la construcción de nuevos pasos y la incorporación de nuevos personajes y coros a la comitiva. De esta forma se celebró la procesión del Santo Entierro hasta 1931. En los años 1932 a 1934, durante la Segunda República, no tuvo lugar la procesión por decisión de la Hermandad de la Sangre de Cristo.

Las nuevas Cofradías

A partir de 1935 una serie de hechos inducen a los fieles a agruparse en diversas cofradías.

Desde el siglo XVIII, los pasos eran llevados a hombros por los llamados terceroles, labradores y ganaderos de los alrededores, que vestían hábito y tercerol de color negro. En 1935 la tensión política y las dificultades por las que atravesaba el país hacían muy difícil la organización de la Procesión del Santo Entierro; hubo huelga de terceroles por lo que los pasos fueron sacados por miembros de asociaciones religiosas y jóvenes.

En 1937, se creará la primera cofradía de Semana Santa, organizando procesión independiente y tomando a su cargo el paso de Nuestra Señora de la Piedad. La nueva cofradía lleva hábito diferente, que la distingue de su cofradía madre, con la que participa en la procesión del Santo Entierro.

En años sucesivos fueron creándose otras cofradías, hasta 24, cada una con sus propias peculiaridades, que fueron haciéndose cargo de los pasos propiedad de la Sangre de Cristo, o encargaron pasos propios. En 1940, la cofradía de las Siete Palabras elegirá el tambor del Bajo Aragón para acompañar sus desfiles procesionales, instrumento que adoptarán, posteriormente, la mayoría de las cofradías. Algunas cofradías prefirieron recuperar tradiciones más zaragozanas, como las matracas, las carracas o el canto de la jota acompañado del tambor.

La mayor peculiaridad de nuestra Semana Santa es que las cofradías en su totalidad, además de realizar sus procesiones particulares, se incorporan a la procesión del Santo Entierro, componiendo un Vía Crucis completo, donde se pueden contemplar todos los momentos de la Pasión.

La Junta Coordinadora de Cofradías

Esta entidad se crea en 1948 ante la creciente necesidad de coordinar las diversas procesiones.

Sus vigentes estatutos contemplan la Asamblea General de Hermanos Mayores, como órgano supremo de decisión y de una Junta de Gobierno, como órgano ejecutivo, elegible cada cuatro años. Su sede canónica es la iglesia de Santa Isabel de Portugal.

La Junta Coordinadora de Cofradías es la responsable de la organización del Pregón (sábado previo al Domingo de Ramos) y de los Concursos y Exaltaciones de Instrumentos de Semana Santa. En la celebración del Jubileo del 2000, la Junta Coordinadora estrenó un guion, que, desde entonces, preside todos los actos que organiza.

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