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Metodología

Proceso Analítico Jerárquico

El Proceso Analítico Jerárquico (Saaty, 1980, 1994, 1996; Moreno, 2002) es una técnica de decisión multicriterio que, basada en escalas de razón, permite la resolución de problemas complejos caracterizados por la existencia de múltiples escenarios, actores y criterios (tangibles e intangibles). Su metodología consta de tres etapas: (i) modelización; (ii) valoración; (iii) priorización y síntesis.

(i) En la primera etapa (modelización), se construye un modelo o estructura (jerarquía) en la que queden representados todos los aspectos considerados relevantes en el proceso de resolución (escenarios, actores, criterios, subcrierios, atributos,...). En el nivel superior de la jerarquía (nivel 0) se coloca la meta global o misión considerada para el problema, y en los sucesivos niveles (1,2,3...) los demás aspectos relevantes. En el último nivel de la jerarquía se sitúan las alternativas comparadas.

En el caso que nos ocupa (PPVI), para facilitar la realización de este experimento piloto, se han considerado sólo dos niveles de desagregación en los criterios y el nivel correspondiente a las alternativas. En el nivel 1 se han situado tres criterios: C1: Económicos; C2: Sociales y C3: Ambientales. En el nivel 2 se recogen seis subcriterios, dos asociados a cada uno de los tres criterios anteriores: SC1.1: Inversión; SC1.2: Conservación; SC2.1: Participación; SC2.2: Necesidad Social ; SC3.1: Impacto y SC3.2: Prevención. Por último, se incluyen las cuatro alternativas contempladas: A1: Supresión de Barreras Arquitectónicas; A2: Potreros; A3: Zonas Verders y A4: Limpieza Viaria.

Gráfico

En general, la jerarquía resultante debe ser completa, representativa (incluye todos los atributos relevantes), no redundante, y minimal (no incluye aspectos irrelevantes). Su construcción es la parte más creativa del proceso de resolución, pudiendo aparecer posiciones enfrentadas entre los distintos participantes. En este sentido, es preciso un acuerdo entre las partes implicadas antes de seguir con la resolución.

(ii) En la segunda etapa (valoración) se incorporan las preferencias, gustos y deseos de los actores mediante los juicios incluidos en las denominadas matrices de comparaciones pareadas. Estas matrices cuadradas A=(aij) reflejan la dominación relativa de un elemento frente a otro respecto a un atributo o propiedad en común. En particular, aij representa la dominación de la alternativa i sobre la j.

Estos juicios proporcionados por los actores vienen medidos en una escala conocida como la escala fundamental de Saaty (Saaty, 1980). Los valores e interpretaciones de esta escala vienen dados en la Tabla 1.
En la práctica, se suelen seguir diferentes procedimientos (numérico, verbal, gráfico,...) para recabar la intensidad de las preferencias de los actores participantes. En nuestro caso, para facilitar la respuesta de las asociaciones implicadas, se va a emplear un procedimiento verbal (escala verbal), aunque hay que tener presente que los cálculos realizados por AHP utilizan los valores numéricos asociados.

Escala numéricaEscala verbalExplicación
1Igual importanciaLos dos elementos contribuyen igualmente a la propiedad o criterio.
3Moderadamente más importante un elemento que el otroEl juicio y la experiencia previa favorecen a un elemento frente al otro.
5Fuertemente más importante un elemento que en otroEl juicio y la experiencia previa favorecen fuertemente a un elemento frente al otro.
7Mucho más fuerte la importancia de un elemento que la del otro,Un elemento domina fuertemente. Su dominación está probada en práctica
9Importancia extrema de un elemento frente al otro.Un elemento domina al otro con el mayor orden de magnitud posible

Los valores 2, 4, 6 y 8 suelen utilizarse en situaciones intermedias, y las cifras decimales en estudio de gran precisión.
(iii) La tercera etapa de la metodología (priorización y síntesis), proporciona las diferentes prioridades consideradas en la resolución del problema: prioridades locales; prioridades globales y prioridades totales.
En general, se entiende por prioridad una unidad abstracta válida para cualquier escala en la que se integran las preferencias que el individuo tiene al comparar aspectos tangibles e intangibles.

Las prioridades locales, esto es, las prioridades de los elementos que cuelgan de un nodo común, se pueden obtener utilizando cualquiera de los procedimientos de priorización existentes en la literatura, siendo los dos más empleados: el método del autovector principal por la derecha (Saaty, 1980) y el de la media geométrica por filas (Aguaron y Moreno-Jiménez, 2000).
Una de las grandes ventajas del Proceso Analítico Jerárquico respecto a otras técnicas multicriterio, es que permite relajar las hipótesis tan restrictivas que imponía el enfoque tradicional en decisión (escuela utilitarista), en concreto no exige la transitividad en las preferencias. Además, permite evaluar el grado de consistencia del decisor a la hora de introducir los juicios en las matrices recíprocas de comparaciones pareadas.

En AHP se dice que el decisor, o persona que introduzca los juicios, es consistente si la matriz de comparaciones pareadas lo es, esto es, si verifica que aij ajk = aik, " i,,j,k. Para evaluar la consistencia del decisor se usan: la Razón de Consistencia de Saaty para el método del autovector (Saaty, 1980) y el Índice de Consistencia Geométrico para el método de la media geométrica por filas (Aguarón y Moreno-Jiménez, 2003).

Utilizando el principio de composición jerárquica, se calculan las prioridades globales, esto es, las prioridades de cada nodo de la jerarquía respecto al nodo inicial o Meta. Por último, se obtienen las prioridades totales de las alternativas comparadas mediante la agregación de las prioridades globales de éstas en los diferentes caminos que las unen con la Meta. Estas prioridades totales son las utilizadas para ordenar, seleccionar y distribuir entre las alternativas consideradas, según el tipo de problema en estudio.