Museos y Exposiciones

Gastón de Bearn

¿? ? 1130/1131

Gastón, vizconde de Bearn, participó en la Primera Cruzada a Tierra Santa formando parte del contingente movilizado en 1096 por Raimundo IV, conde de Tolosa. Se distinguió en la conquista de Nicea (1067), en las batallas de Antioquía (1098) y Ascalón (14 de agosto de 1099), y durante el asedio de Jerusalén (1099), en el que fue escogido por los duques de Lorena y Normandía y por el conde de Flandes para dirigir la construcción de máquinas de asedio, por su conocida habilidad en estas artes.
Casado con Talesa, hija del conde Sancho Ramírez y por lo tanto prima carnal por línea bastarda del rey de Aragón Alfonso I, el Batallador, parece que residía en Aragón mucho antes de la conquista de Zaragoza, actuando como auxiliar fundamental del rey en todas sus empresas militares; así, aparece documentado como senior o tenente de Barbastro en 1113.
Olifante de Gastón de Bearn. Museo del Pilar. ZaragozaComo paso previo a su participación en la conquista de Saraqusta, el 8 de julio de 1117 se encontraba, junto a su hermano Céntulo, conde de Bigorra, y otros caballeros con el rey Alfonso I en la Huerta de Santa Engracia, inspeccionando las defensas de la ciudad y tanteando las fuerzas enemigas. A su regreso al Midí francés, ambos hermanos se encargaron de transmitir a los señores feudales de la frontera pirenaica su impresión positiva de las posibilidades de la campaña. Como resultado de esta labor de propaganda, en la que contaron con la colaboración de varios obispos, como los de Huesca y Pamplona, a principios de 1118 se reúne un concilio en Toulouse que aprueba la expedición a España con la categoría de Cruzada.
Gastón de Bearne fue seguramente quien, de estos señores francos, aportó un mayor número de tropas a la expedición, y quien tomó el mando de las tropas, definidas por los cronistas musulmanes como enjambres de langostas u hormigas, en su periplo hasta Saraqusta. A su cargo estuvo también la dirección de las operaciones hasta la llegada del rey y, sobre todo, el aporte y manejo del material de asedio, compuesto por torres de madera montadas sobre ruedas, máquinas tonantes y veinte almanajeques o catapultas, aprovechando la experiencia adquirida en las campañas de Tierra Santa. Son precisamente sus tropas las que a los ocho días de acampar ante la ciudad ocupan el arrabal de Altabás.
Tras su conquista por las tropas cristianas, la ciudad se convirtió en un señorío entregado a Gastón de Bearne, quien se encargó de la nueva organización del espacio urbano así como del reparto de tierras y bienes entre los vencedores, y de la supervisión del cumplimiento de las capitulaciones con los vencidos. En este reparto, los bearneses se contaron entre los más beneficiados, a juzgar por la documentación de la época. Junto al Señorío de Zaragoza, que proporcionaba unas rentas anuales de setecientos sueldos jaqueses, el rey otorgó a Gastón de Bearne otras distinciones como el gobierno de Huesca y los señoríos de Monreal y Uncastillo.
El nuevo Señor de Zaragoza siguió colaborando en las campañas militares del monarca, y así participó en la conquista de Benicadell (entre Valencia y Alicante) y la expedición aragonesa a tierras andaluzas (1125-1126), a la vez que fundaba, con su esposa Talesa, el monasterio de Sauvelade en 1127.
Fallecido en 1130 ó 1131 junto al obispo zaragozano Esteban, en una expedición contra los musulmanes en tierras valencianas, su cabeza fue trasladada a Granada, donde se paseó por las calles de la ciudad clavada en una lanza y acompañada de redobles de tambor. Su olifante o cuerno de guerra (conservado en la actualidad en el Museo del Pilar) se depositó ese mismo año en el altar de la iglesia de Santa María la Mayor, en la que se enterró su cuerpo decapitado. Según la tradición, el corazón de Gastón de Bearn está enterrado en el lugar donde pisan los fieles para venerar la columna del Pilar.
Después de su muerte, su viuda se encargó del cumplimiento de su última voluntad: dejar a la Orden del Temple todas las tierras que había adquirido en Zaragoza y Sobradiel ?con derramamiento de sangre y gloria triunfal? para financiar la continuidad de la conquista.

Bibliografía:

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