Técnicas de estudio


En muchas ocasiones me pregunto para qué servirán las técnicas de estudio o, simplemente, lo que dice mucha gente de planificarse u organizarse. Lo que me suele pasar es que me propongo hacer algo y no lo cumplo, me cuesta ponerme a estudiar... Nunca he hecho un horario. A veces llego a pensar que el problema de lo que me pasa es que no tengo grandes motivos para estudiar, es un aburrimiento, una rutina... ¿Te suena? Aquí te damos una claves para que tus problemas puedan llegar a resolverse.

Palabras clave: estudiar, técnicas, aprender, estrategias

SUMARIO:

  1. Condiciones básicas para aprender

  2. Estrategias de aprendizaje

  3. Ventajas de las técnicas de estudio

  4. Habituarse a planificar

  5. Conclusiones

  6. Bibliografía

 

1. Condiciones básicas para aprender

Existen tres condiciones básicas relacionadas con el aprendizaje:

  • Poder. Es decir, tener la capacidad mínima para emprender una serie de estudios. Está en relación con las aptitudes de tipo intelectual. Decimos que la inmensa mayoría de nosotros tenemos un cociente intelectual suficiente, es decir, tenemos la capacidad necesaria para realizar unos estudios, siempre y cuando añadamos a esta capacidad otros elementos.
  • Querer. Implica poseer una motivación o deseo de aprender algo nuevo. Establecer una serie de prioridades y saber discernir y elegir entre todas ellas. Ser consciente que el estudio implica esfuerzo y tenacidad, cierta renuncia y sacrificio, y que el camino del éxito pasa por una dedicación diaria.
  • Saber. Que hace relación a dominar unas destrezas, técnicas y estrategias de estudio determinadas: selección de información, resúmenes, esquemas, mapas conceptuales, estrategias de resolución de problemas, etc.

 

2. Estrategias de aprendizaje

Las estrategias de aprendizaje son aquellos procedimientos o actividades encaminadas a hacer más fácil la adquisición, almacenamiento y utilización de una información determinada en cualquier contexto de la vida. Debido a los grandes cambios tecnológicos y al conocimiento científico, muchos de los contenidos que se aprenden en un determinado momento quedan rápidamente obsoletos y caducos. En este sentido, puede ser más importante aprender a desarrollar ciertas estrategias de aprendizaje que determinados contenidos muy concretos. Porque dichas estrategias permiten aplicar conocimientos siempre actuales, aunque cambien las situaciones o el contexto, o se modifiquen o varíen determinados datos de un problema o de un conflicto. De igual modo, permiten generalizar los aprendizajes en lugar de quedarse rígidamente estancados en un libro o en una asignatura específica.

En la Universidad hay muchos jóvenes que han sido reacios a utilizar las estrategias de aprendizaje en los estudios anteriores, ya sea en la ESO, Bachillerato o en los Ciclos Formativos de Grado Superior. Y quizás, algunas de las razones por las que no han empleado estas técnicas de estudio ha sido que con el esfuerzo que hacían y el método o no método que empleaban, han ido consiguiendo algunos mínimos resultados. De igual forma, los contenidos que se exigían no eran demasiado abundantes. Sin embargo, con el salto que experimentan al acceder al mundo universitario, o del ámbito universitario a prepararse algún tipo de oposición, si analizan su anterior forma de estudiar, se dan cuenta de que ya no les sirve.

Es frecuente encontrar casos en los que se dice que si se lo preguntan de otra forma a lo dictado en los apuntes, ya se pierde. Este es un tema muy interesante ya que algunos estudiantes lo que hacen es aprender de forma memorística, y no comprensivamente. Estudiar de forma que no se deja un espacio para razonar y comprender lo que se estudia, lleva a repeticiones muchas veces sin sentido. Emplear el método de memorizar mediante repeticiones no elaboradas dificulta esta tarea. Es conveniente aprender a analizar, sintetizar, discriminar según la importancia de cada apartado. De igual modo, estudiar es aprender a establecer objetivos, planificar las actividades y distribuir el tiempo organizándose.

Si algunos estudiantes piensan que las técnicas de aprendizaje no les van a ser útiles, seguramente no las van a utilizar. Esto parece obvio. Sin embargo, en las próximas líneas vamos a presentar algunas consideraciones en las que se señala claramente algunas de las ventajas de estas técnicas de estudio. Quizás si cada estudiante analiza en su caso particular, esta serie de ventajas, es posible que cambie su forma de estudiar, o, al menos, se plantee modificar algunos aspectos para conseguir los objetivos académicos de una forma más eficaz.

 

 

3. Ventajas de las técnicas de estudio

  • Ahorran tiempo, pues una adecuada organización evita repeticiones y la utilización de estrategias diferentes de recogida, selección y elaboración de la información favorece un aprendizaje más eficaz.
  • Evitan realizar esfuerzos innecesarios, repetitivos.
  • Aumentan la satisfacción ante el estudio, ya que empleándolas, obtienen mayores y mejores resultados.
  • Aumentan el rendimiento académico.
  • Capacitan para el trabajo autónomo, realizado por uno mismo, no dependiente de los demás.

Quizá has podido reflexionar acerca de la mayor o menor utilidad de emplear distintos tipos de técnicas de estudio. Sin embargo, uno de los puntos esenciales es que analices qué motivos tienes para estudiar. Porque si la motivación que tienes para estudiar es más externa, es decir, sólo o fundamentalmente por recompensas o premios que, otros desde fuera, te tienen que dar si tú lo haces, no cabe duda que será una motivación más débil o endeble. Si, por el contrario, además de que las anteriores recompensas puedan darse o no darse, encuentras motivaciones más relacionadas con tu satisfacción personal, con el gusto por lo realizado, con la consecución de pequeñas metas que te permitirán llegar allí donde te propongas, claramente experimentarás que esta motivación es más estable y profunda. Recuerda en este punto, que una motivación es, sencillamente, aquello que te "mueve" a realizar algo para obtener o lograr una meta.

Entonces, ¿cuáles son los motivos principales que te llevan a estudiar?

  • Obligación o presión externa de alguien.
  • Obtener buenas calificaciones.
  • No querer ponerte a trabajar tan pronto.
  • Por no tener otra cosa mejor que hacer; si no estudiaras, te aburrirías.
  • Conseguir una profesión en la que ganes mucho dinero.
  • La sociedad necesita personas bien formadas para transformarla y mejorarla.
  • Vocación por una profesión que te gusta e ilusiona.
  • Por norma general o rutina, lo hace casi todo el mundo.
  • Cierto reconocimiento y prestigio social
  • Sentirte bien contigo mismo/a y no un fracasado/a
  • La sociedad o el sistema está organizado así.
  • Afición
  • Otras

 

4. Habituarse a planificar

Resulta muy importante adquirir ciertos hábitos de organización y planificación. Es clara la conclusión de que los/as alumnos/as que organizan y planifican su estudio y emplean diferentes técnicas obtienen mejores resultados y rinden más que aquellos/as que no lo hacen así. Vemos algunas de las ventajas de una adecuada organización y planificación ante las tareas académicas:

  • Ahorra tiempo: Cuando tengo que hacer muchas cosas, si invierto los primeros minutos en organizarme, noto que me cunde más.
  • Fomenta el orden y la organización: Cada cosa en su momento. Si no me organizo, me lío y me agobio con todo lo que tengo que hacer, se me olvidan cosas o me retraso.
  • Aumenta el rendimiento ante la diversidad de actividades y asignaturas: Hay tiempo para todo.
  • Ofrece la oportunidad de autoevaluarse para hacer un análisis del rendimiento y del grado de consecución de los objetivos.
  • Se evitan los atracones consecuencia de una mala planificación y se establecen metas graduales.
  • Facilita la creación de hábitos de trabajo.
  • Evita indecisiones saber qué se tiene que hacer en cada momento: Se sabe por dónde empezar y se coge al toro por los cuernos.
  • Aumenta el autoconcepto positivo al ver que las primeras metas u objetivos se van logrando: He conseguido la primera etapa, ¡a por otra!

A la hora de planificarse de forma adecuada conviene tener en cuenta una serie de condiciones:

  • Establecer pautas operativas, concretas y útiles. Hay estudiantes que se plantean mejorar las notas de una evaluación a otra, o de un cuatrimestre a otro. Sin embargo, no aciertan a concretar, a establecer metas que se puedan medir más objetivamente, con el propósito de analizar más adelante hasta qué punto se ha conseguido o no.
  • Los objetivos han de ser realizables y realistas. En muchas ocasiones puede darse cierto desánimo cuando se propone una persona una serie de objetivos muy ambiciosos, idealizados y no se cumplen. Es entonces cuando viene el diálogo interno en el que uno se dice: Ya lo decía yo, esto de proponerse metas no vale para nada. Siempre me pasa lo mismo: nunca las cumplo. La clave en este caso, evidentemente, no es haberse propuesto metas, sino haberlo hecho de forma irreal y con pocas posibilidades de cumplirse, dando pie a caer en el desánimo.
  • Metas flexibles. Con las que el estudiante pueda prever los imprevistos y no marcarse rígidamente una serie de objetivos. En ocasiones, esta característica está unida y relacionada con diseñar una planificación realista.
  • Suele ser mejor poner el horario y la planificación por escrito. Para concretar y no dar pie al autoengaño y a la divagación. Incluso, en ocasiones, puede ser preciso darlo a conocer a personas cercanas o compañeros.
  • El horario debe de ser personal. Para que el rendimiento sea mayor. Dicho horario debe adecuarse a las características personales, es decir, cada uno tiene que ser capaz de concretar en qué momentos del día rinde más y mejor: levantándose temprano por la mañana, por la tarde, trasnochando, etc.
  • En el horario deben señalarse todas las actividades. En dicha planificación debe caber tanto las actividades de estudio como las de ocio o descanso. Los períodos de tiempo seguido de estudio no deben ser muy amplios, ya que intervendrá el factor fatiga disminuyendo el aprovechamiento del tiempo.
  • Establecer prioridades. En cada una de las múltiples actividades a realizar para poder discernir entre lo importante y urgente, pudiendo complementar los objetivos a corto, medio y largo plazo.

 

5. Conclusiones

Realiza un análisis en un folio señalando cuáles son los motivos principales - sean más o menos positivos, o más o menos negativos, pero lo importante es que sean tus motivos- es una actividad interesante y básica.
Planifica en un cuaderno o en una agenda o tablón que utilices el curso, dividiendo los objetivos a largo, medio y corto plazo, haciéndolos concretos y medibles.

Programa tu horario, que sea realista, flexible, en el que quepan todas las actividades académicas y de ocio que sueles realizar, y, sobre todo, que sea personal, adecuado a tu forma de ser y a tus características: conociéndote a ti mismo/as podrás detallar en qué momentos del día rindes más, si por la mañana, por la tarde o por la noche, compaginando el estudio, la asistencia a clase, el resto de actividades, el descanso, etc. Además, realízalo por escrito para poder concretar mejor y autoevaluarte periódicamente: de este modo, podrás introducir los cambios que consideres para mejorar tu preparación académica, analizando lo que te da buen resultado y lo que puede ser mejorable para ti.

El primer paso para emplear un método de estudio es convencerse de que puede ser útil para ti, te puede ahorrar tiempo y energía y puede ser una manera de aprender de forma más eficaz.
Los estudiantes que se organizan y planifican metódicamente suelen rendir más que aquellos que lo dejan todo a la improvisación. Dicha organización y planificación pueden servir como sencillos métodos de automotivación y autoevaluación que incrementen la eficacia en cualquier trabajo académico.

 

 

 

6. Bibliografía

  • Alonso Tapia, J. (1991): Motivación y aprendizaje en el aula. Cómo enseñar a pensar. Madrid: Santillana: Aula XXI
  • Beltrán J. (1993): Procesos, estrategias y técnicas de aprendizaje. Madrid: Síntesis
  • Bernard J.A. (1995): Estrategias de estudio en la Universidad. Madrid: Síntesis
  • Cañas, J.L. (1990): Estudiar en la Universidad hoy. Madrid: Dykinson
  • Fernández, C. (1994): Aprender a estudiar. Cómo revolver las dificultades en el estudio. Madrid: Pirámide
  • González Torres, Mª C. (1997): La motivación académica. Sus determinantes y pautas de intervención. Pamplona: EUNSA
  • Hernández, J.M., Pozo, C., Polo, A. (1994): Ansiedad ante los exámenes: Un programa para su afrontamiento de forma eficaz. Valencia: Promolibro
  • Hernández Pina, F. (1993): Concepciones en el estudio del aprendizaje de los estudiantes universitarios. Revista Investigación Educativa, 22, 117-150
  • Pallares, E. (1999): Técnicas de estudio y examen para universitarios. Bilbao: Ediciones Mensajero
  • Román, J.Mª, Gallego, S. (1994): ACRA. Escalas de Estrategias de Aprendizaje. Madrid: TEA Ediciones

 

DÓNDE ACUDIR

Jacobo Cano de Escoriaza
Asesor de Orientación de Estudios del CIPAJ y de la Universidad 


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