¿Quién fue San Valero y por qué celebramos su festividad el 29 de enero?

Valero nació en Zaragoza a mitad del siglo III. Descendiente de la familia noble romana de los Valerios. Obispo de Zaragoza y patrono de la ciudad desde el siglo XII. En las persecución contra los cristianos del año 303, se ordena su destierro y Valero termina sus días en Enate, donde muere el 29 de enero del año 315. Por eso, coincidiendo con el aniversario de su muerte, cada 29 de enero se celebra su festividad.


Según la tradición popular, este santo es ventolero y rosconero. Las condiciones climatológicas de ese día suelen hacer que sople el cierzo y los zaragozanos lo celebran tomando este típico postre, que antes se vendía en la calle.

En la puerta principal del Ayuntamiento, Pablo Serrano lo representó vestido de obispo, con capa pluvial, mitra y báculo en la mano. Una calle cercana lleva su nombre. Nuestro santo es ventolero y rosconero, según la tradición popular.

Su participación en el Concilio de Elvira, entre los años 296-302, lo acredita como Obispo de la sede Cesaraugustana. Fue nombrado Obispo por aclamación popular y ayudado por Vicente, joven oscense que le acompañó en su labor al frente de la diócesis, como diácono. En el año 303, la persecución contra los cristianos decretada por el emperador Diocleciano y llevada a cabo por el gobernador Daciano, ordena el traslado de ambos a Valencia. Allí Vicente es condenado a muerte y Valero al destierro.

Tras la conquista de Zaragoza por Alfonso I en 1118, la nueva Iglesia Cesaraugustana toma a Valero como protector y patrono, y solicita a la catedral de Roda de Isábena que le envíe sus reliquias. En 1121 llega el brazo, protegido actualmente en un relicario de plata y en 1170 la cabeza para la que el papa Luna regala un busto relicario que lejos de reproducir los rasgos de Valero, parece ser que reproduce los del mismo donante, por lo que el busto de San Valero puede considerarse un retrato de Benedicto XIII.