Iglesia del Monasterio de Santa Catalina

En 1234, Doña Ermisenda de las Cellas, tía de la que fuera esposa e Jaime I, Teresa Gil de Vidaure, fundaba el monasterio de dueñas menoreras de Santa Catalina (monjas clarisas), convirtiéndose en el cenobio más antiguo de Zaragoza.
El convento debió construirse en la primera mitad del siglo XIV, época a la que corresponde la iglesia, aunque ésta era reformada en el siglo XVII (1645), según los documentos.
En las dos últimas décadas del siglo XIX, Ricardo Magdalena proyectó para el cenobio una serie de remodelaciones que llevaría a cabo Regino Borobio hacia 1931, dotándola del aspecto actual.