11 diciembre 2017

Los ayuntamientos de Madrid, Barcelona, Cádiz, Santiago de Compostela, A Coruña, Valencia y Zaragoza reclaman 2.000 millones de euros para vivienda en 2018

En sus alegaciones al Plan Nacional de Vivienda 2018-2021 exigen una inversión que equipare España al resto de países europeos con políticas más acordes con la idea que la vivienda es un derecho fundamental

En una reunión con el secretario de Estado de Infraestructuras, Transportes y Vivienda, Julio Gómez-Pomar, proponen también cambiar la LAU alargando los contratos para evitar los aumentos de precios indiscriminados

Los concejales responsables de vivienda de los ayuntamientos de Madrid (José Manuel Calvo), Barcelona (Josep Maria Montaner), Cádiz (Eva Tubío), Valencia (María Oliver), Santiago de Compostela (Jorge Duarte), A Coruña (Xiao Varela), y Zaragoza (Pablo Híjar) se han reunido hoy con el secretario de Estado de Infraestructuras, Transportes y Vivienda, Julio Gómez-Pomar, para presentarle personalmente sus alegaciones al Plan Nacional de Vivienda 2018-2021 que está en proceso de tramitación. Una de las principales propuestas que han presentado ha sido dotar este plan de 2.000 millones de euros de inversión para 2018, e invertir así la tendencia que se ha venido dando a lo largo de los últimos años de reducción drástica del gasto público en políticas de vivienda. En la actualidad, el gasto destinado a vivienda de la Administración General del Estado supone el 0,059% del PIB (467 millones en 2017). Y si continúa con la tendencia actual de recortes en materia de vivienda (que han supuesto una reducción de 1.000 millones de euros en los últimos 8 años), las políticas públicas de vivienda desaparecerán en 5 años.

La reclamación de los siete ayuntamientos es que en el plazo de 10 años el gasto público se sitúe en el 1,5% del PIB. Este incremento anual permitiría que España se equiparase al resto de países europeos que impulsan políticas más acordes con el principio de la vivienda como un derecho fundamental, que de hecho está recogido en el artículo 47 de la Constitución Española. Los representantes municipales insisten que los ayuntamientos son las administraciones más próximas a la ciudadanía, y son las que más sufren la falta de recursos públicos de las políticas estatales que permitan garantizar la vivienda como un bien de primera necesidad que es.

El incremento presupuestario resulta imprescindible para poder aumentar el parque público de alquiler y situar así las ciudades españolas a nivel europeo. Actualmente, España sólo tiene el 2,5% de vivienda asequible (incluyendo VPO pero también rentas antiguas), un parque insuficiente para cubrir las necesidades de la ciudadanía, mientras que en Austria el 24% de la vivienda corresponde al parque público de protección, o en el Reino Unido o en Francia se sitúa en el 17%.

Las propuestas presentadas por los concejales y concejalas que hoy se han reunido con Gómez-Pomar, incluyen otras medidas concretas para aumentar el parque de vivienda pública. Destacan las de tipo financiero y las propuestas para potenciar nuevos modelos de cesión de vivienda.

En el caso de las medidas de tipo financiero, proponen que el Instituto de Crédito oficial disponga de líneas de financiación específicas para proyectos de vivienda protegida; que desde el Gobierno se de apoyo técnico y financiero para solicitar financiación y ayudas europeas, o que se establezca un estudio sobre sistemas de financiación de vivienda pública, social y asequible para conseguir la convergencia europea.

En cuanto a la potenciación de nuevos modelos, la propuesta es establecer un marco legal para impulsar alternativas como el derecho de superficie en cesión de uso, que garantiza la propiedad pública del suelo.

Evitar la especulación con la vivienda pública de compra

Entre las alegaciones presentadas al Plan Nacional de Vivienda, los ayuntamientos también plantean la necesidad de evitar la especulación con la vivienda pública de compra. La propiedad del suelo de este tipo de viviendas no debe pasar a manos privadas al cabo de los años, como sucede en la actualidad.

Otras propuestas planteadas en las alegaciones son:

  • Obligar a la SAREB y a otras entidades rescatadas con fondos públicos a incorporar inmuebles vacíos al fondo de viviendas para el alquiler social. En el redactado actual del Plan, las aportaciones son voluntarias, cosa que se ha demostrado que es ineficaz.
  • Las ayudas a la rehabilitación deben priorizar al pequeño propietario con escasos recursos económicos por delante del gran propietario, y tienen que prever medidas para que las mejoras que se realizan con ayuda de fondos públicos no puedan repercutir en un incremento excesivo del contrato de alquiler que expulse a los vecinos y vecinas.

Más allá del Plan Nacional de Vivienda: modificaciones legislativas

Los representantes de los ayuntamientos han aprovechado la visita de hoy a la Secretaría de Estado de Infraestructuras, Transportes y Vivienda para poner sobre la mesa la reivindicación de modificaciones en el marco legal y normativo que protejan a los inquilinos. La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) debe alargar la duración mínima de los contratos, puesto que se ha demostrado en muchas ciudades que la reducción a 3 años que se llevó a cabo en la última actualización de esta ley ha conducido a subidas de los precios muy por encima de la capacidad adquisitiva de la ciudadanía. Además, los ayuntamientos reclaman que la LAU permita a las comunidades autónomas, en coordinación con los municipios, que puedan si así lo requieren y si se da el caso de una alta demanda acreditada, regular los alquileres para evitar los precios abusivos.

Eliminar los beneficios fiscales de las SOCIMIS es otro de los planteamientos que ponen sobre la mesa los ayuntamientos ya que la actividad de estas sociedades repercute negativamente en el mercado de alquiler, y gracias a las excepciones de tributos y a las bonificaciones fiscales sus ganancias superan los 5.000 millones de euros. La compra de vivienda habitual por parte de personas y entidades extranjeras no residentes también debe ser penalizada fiscalmente.