09 noviembre 2012

La segunda fase del Corredor Verde conforma un bulevar que conecta Oliver, Valdefierro y el Canal Imperial y que se abre ya al uso vecinal

La obra, unida a la intervención de la primera fase, configura un paseo de 2,6 kilómetros y una superficie de 330.000 metros cuadrados La profusión de conexiones viarias que incluye la actuación mejora los accesos con Valdefierro, Oliver, Miralbueno, la carretera de Madrid y Vía Hispanidad
Zaragoza, viernes, 9 de noviembre de 2012.- El Corredor Verde de Zaragoza, levantado sobre el antiguo haz ferroviario de la línea Zaragoza- Teruel-Valencia es una realidad tras completarse la instalación del mobiliario urbano a lo largo de la segunda fase del bulevar, de 1,2 kilómetros de longitud y 264.216 m2 de superficie, cuya obra civil concluyó a finales de junio. La obra íntegra (es decir, la suma de la primera y de la segunda fase), conecta Miralbueno, Oliver y Valdefierro –desde la carretera de Logroño hasta la de Madrid y el Canal Imperial de Aragón-- y ha transformado la escena urbana a lo largo de 2,6 kilómetros de longitud, con una anchura variable desde los 31,5 hasta los 64 metros, lo que supone haber actuado en una superficie de 330.000 metros cuadrados y haber asumido la realización de importantes obras de infraestructuras viales, que han multiplicado los accesos a Valdefierro, y Oliver. De esta manera, se ha mejorado la penetración a la ciudad por la carretera de Madrid, y se han transformado las traseras degradadas de los barrios por los que transcurre. La segunda fase del Corredor Verde, la mas complicada del eje, completa un proyecto ambicioso que ha reconvertido la vieja infraestructura ferroviaria en una zona con valor urbanístico y medioambiental, borrando la cicatriz ferroviaria que antaño partió en dos los barrios periféricos de Oliver y Valdefierro. Los trabajos de esta segunda fase, valorados en 13,7 millones de euros, se iniciaron en mayo de 2010 y han visto como se dilataba su plazo de ejecución en doce meses a causa de las dificultades y las tensiones internas que ha vivido Zaragoza Alta Velocidad, primero y la Junta de Compensación de Arcosur, después. La vinculación del Corredor a estas entidades hay que buscarla en el inicio del proyecto, cuando el Ayuntamiento de Zaragoza, el Gobierno de Aragón , Renfe y GIF firmaron un convenio para desafectar los suelos de las antiguas infraestructuras ferroviarias de Zaragoza. Así se especificó que los recursos que se obtuviesen de la venta de los suelos de la estación del AVE y del Portillo se destinarían a financiar varias obras, entre ellas el Corredor Verde. Sin embargo, con el tiempo ZAV descolgó esta obra de sus realizaciones prioritarias y el Ayuntamiento de Zaragoza tuvo que anticipar el dinero incluso para la primera fase, mediante un nuevo convenio con Arcosur por el que cedía a la junta un suelo en el nuevo barrio con capacidad para viviendas por valor de 33 millones de euros, cuyo pago al consistorio debía ejecutarse abonando la obra del Corredor a medida que se certificara su avance. Eje vertebrador y sostenibilidad La segunda fase del Corredor completa la filosofía de la primera, concebida con criterios medioambientales y de sostenibilidad como un eje vertebrador, con un andador central de hormigón con traviesas de adoquín y una iluminación sobre catenaria que recuerda el influjo del tren en esta zona. La intervención ha generado un nuevo espacio para el uso ciudadano (fundamentalmente del peatón y del ciclista) a lo largo del bulevar de Valdefierro, que comunica el barrio con el entorno de la carretera de Madrid, de Vía Hispanidad y del Canal Imperial de Aragón, lo que permite cerrar el anillo verde por el oeste de la ciudad. Las obras, pendientes de los trabajos de riego y de plantación que han empezado a acometerse ya (y que deben ejecutarse en época invernal), servirán para crear diversos ambientes en los que predominará el color, el aroma, o la sensación de movimiento. Siguiendo el mismo esquema de la fase uno, esta previsto que surjan alineaciones de fresnos (1.109 unidades). Se trata de la especie característica del Corredor y que lo singulariza respecto a otras actuaciones. Además, hasta totalizar 2.005 unidades de árboles, se plantarán otras especies de hoja caduca, como fresnos, chopos, albizias, melias, prunus, almeces, plataneros, arces, liquidambares...); 24.000 unidades de arbustos (lavandas, rosales de bajo mantenimiento, mirtos, hiedras, gauras, madroños, romeros; 23.600m2 de césped y 73.000 m2 de formación de pradera silvestre. De la misma manera, se procederá a la plantación de cinco árboles singulares en el parque de Oliver, al abrigo de otras especies de alto valor que posee el recinto. En total, han surgido 180.000 m2 de zonas verdes, 55.000 m2 de pavimentos peatonales, 5.500 m 2 de carril bici y 20.000 m2 de trafico rodado . Asimismo, dentro del capítulo de mobiliario urbano, la segunda fase del Corredor se ha dotado de 77 bancos, 147 papeleras y 440 nuevos puntos de luz. Ampliación parque Oliver Sin duda, una mención aparte merece la intervención en el parque Oliver, que se ha completado, y se ha conectado mediante el vial sur, una calzada de 820 m de longitud y doble sentido, que facilita la entrada al parque por la zona del lago, a la vez que favorece el enlace con la carretera de Madrid. También se ha mejorado la acequia que dividía esta zona verde y actuaba como una verdadera barrera. La obra ha permitido reforzar su seguridad y soterrarla en dos puntos distintos (160 m en la parte central, y 200 m, mediante un sifón en la zona de conexión con la carretera de Madrid). La intervención ha incluido la construcción de un anfiteatro que, además de favorecer el desarrollo de actividades por parte de los distintos colectivos ciudadanos, pretende ser un complemento de la oferta cultural de El Túnel (un novedoso equipamiento que se ganó para el uso ciudadano en la primera fase del Corredor) y la realización de algo más de 3 kilómetros de caminos en el interior del parque. Infraestructuras viarias Si la parte paisajística ha sido muy importante en la realización de la segunda fase del Corredor, la intervención en las infraestructuras viarias es básica. Una parte de la obra se beneficio de los fondos FEIL de 2009, que permitieron generar una gran rotonda en la carretera de Madrid (3.000 m2 de superficie), salvando los fuertes desniveles que había en la zona, a la altura del nudo que conformaban los accesos a la Ciudad Escolar Pignatelli, al barrio de Valdefierro y al centro de especialidades del Salud, Inocencio Jimenez. De esta manera , se ha generado un punto de distribución del trafico ordenado, seguro y atractivo, ya que el conjunto se ha rematado con una fuente ornamental y una profusión de rosales y otras plantas ornamentales que han cambiado radicalmente la concepción de este punto de entrada a la ciudad. Paralelamente, se ha actuado en las calles Biel y Jarque de Moncayo, que son un complemento necesario a la nueva fisonomía de la carretera de Madrid, que sigue avanzando en su proceso de conversión en una vía urbana y que configuran nuevas entradas al barrio de Valdefierro, antaño un sector que terminaba en fondo de saco. Así, se ha dado continuidad a la calle Jarque de Moncayo hasta Nuestra Señora de Los Ángeles, facilitando así un enlace directo hasta Vía Hispanidad, y se ha mejorado la calle Biel, que se ha dotado también de un vial de enlace, que permite una rápida salida a la carretera de Madrid, Ese intento de hacer mas permeable este barrio se ha conseguido también con la realización de un nuevo acceso a través de la prolongación de Gómez Laguna, donde se ha demolido el puente de la calle Marcelino Álvarez, después de los trabajos de desmontaje de una línea eléctrica alojada bajo su tablero. Las obras han dado forma a una nueva glorieta que da entrada a la calle Biel y al centro deportivo, que funciona con normalidad desde el 22 de julio.