Museos y Exposiciones

Roque Joaquín Alcubierre

Zaragoza, 16 de agosto de 1702 - Nápoles, 14 de marzo de 1780

Nacido en Zaragoza en 1702, de acuerdo con los nombres que le impusieron, Roque Joaquín, su nacimiento o bautizo debió de ser el 16 de agosto, festividad de ambos santos. Después de cursar sus primeros estudios en Zaragoza, ingresó pronto como voluntario en el ejército, pasando a formar parte del Real Cuerpo de Ingenieros Militares, de reciente creación, como ingeniero voluntario. Gracias al apoyo del Conde de Bureta, obtuvo entre, 1731 y 1733, destinos de relativa importancia en Gerona y otras plazas de Cataluña, como Barcelona. En concreto, en Gerona Alcubierre estuvo "encargado de las obras que se ejecutaron en ella, así sobre aquellos ríos, baluarte de Santa María y otras fortificaciones". En esos años está documentado también su trabajo como delineante en Balsaín.

En 1733 pasó a la Corte, junto a su ingeniero jefe, D. Andrés de los Cobos, y el 21 de agosto de ese mismo año dirigió, apoyado por De los Cobos, una instancia al Marqués de Verboom pidiendo su admisión definitiva en el Cuerpo de Ingenieros. Parece que esta solicitud no obtuvo el resultado deseado, ya que aún después de su traslado a Italia, Alcubierre sigue figurando como ingeniero voluntario. Alcubierre partió hacia Italia siguiendo a su protector, que lo había hecho a mediados de 1734. El primer documento que atestigua su presencia allí es de enero de 1736, en el que figura como ingeniero extraordinario en plazas de aquel reino.

Tras ser ascendido a capitán, en enero de 1738 se encontraba trabajando en la construcción de un nuevo palacio para el rey Carlos de Nápoles (futuro Carlos III de España) en Portici. Uno de los trabajos que se le encomendaron fue el trazado de la planta de los alrededores del Palacio, y mientras se dedicaba a ello, los habitantes de la zona le informaron sobre numerosos hallazgos fortuitos de objetos antiguos. Tras recoger todas las noticias posibles sobre estos hechos, sobre todo los datos proporcionados por su buen amigo el cirujano Giovanni de Angelis, Alcubierre propuso a su jefe la realización de una excavación sistemática en ese lugar, en busca de tesoros antiguos. La idea fue apoyada por el rey, quien encargó a Alcubierre la dirección de los trabajos de excavación iniciados en otoño de 1738.

Los restos descubiertos por Alcubierre resultaron pertenecer a la ciudad de Herculano, sepultada por una erupción del Vesubio en el año 79 d.C. Los trabajos de excavación se iniciaron con una cuadrilla de dos o tres trabajadores en lo que se denominó "Pozo Nucerino". El resultado fue el descubrimiento de numerosas esculturas (de Hércules o las de los Balbos de Gades), pinturas murales y restos de un edificio después identificado con el teatro de la ciudad. Diez años más tarde, animado por el éxito, Alcubierre decide probar fortuna con una cuadrilla de doce obreros en el lugar conocido como Civita. El resultado fue el descubrimiento de Pompeya, otra ciudad sepultada por la misma erupción del Vesubio que Herculano, de la que se excavaron el anfiteatro, la praedia de Iulia Felix y una buena parte de la Vía de los Sepulcros, junto a la Puerta de Herculano. Además de Pompeya y Herculano, los trabajos de rescate se desarrollaron también en Estabia, Sorrento (villa de Asinio Pollio), Capri, Pozzuoli y Cumas.

El interés de estas excavaciones se centraba, fundamentalmente, en la recuperación de objetos artísticos para ser expuestos con posterioridad en las colecciones reales. Alcubierre llevaba un diario meticuloso de los trabajos, a lo que contribuyó su formación como ingeniero y experto en dibujo, y de la correspondencia que mantenía con especialistas resaltando los hallazgos más importantes. Sin embargo, los restos exhumados volvían a ser enterrados ante las dificultades técnicas que presentaba su conservación. A pesar de ejecutar con perfección el encargo de sus superiores, fue duramente criticado, especialmente por sus colaboradores, el suizo Carlos Weber y el romano Francesco de la Vega, que soportaban mal la tenacidad y autoritarismo de Alcubierre, y por Winckelmann.
Desde 1738 y hasta su m

uerte, en marzo de 1780, Alcubierre simultaneó la dirección de las excavaciones con sus obligaciones militares, más absorbentes a medida que ascendía puestos en los ejércitos del rey de Nápoles: en 1749 era ya teniente coronel e ingeniero en segundo, el 12 de junio de 1772 era ascendido a brigadier e ingeniero en jefe, y el 9 de noviembre de 1777 a mariscal de campo. En 1772 se le concedió también el cargo de gobernador del Castillo del Carmen, adosado a la muralla aragonesa de Nápoles, en las inmediaciones de la plaza del Mercado. Ese mismo año, el rey de Nápoles, Fernando IV de Borbón, concedió a la esposa de Alcubierre, Dª Ignacia Díaz, en atención a los servicios prestados, a su numerosa familia y a la honrada pobreza en que vivía, una pensión anual de 150 ducados, pagadera desde la muerte de su esposo.

Roque Joaquín de Alcubierre falleció el 14 de marzo de 1780, y fue sepultado en la capilla del Castillo del Carmen, hoy desaparecido, en el Panteón de los Castellanos.


Bibliografía

  • ALCUBIERRE, R.J. de: "Noticia de las alajas antiguas que se han descubierto en las escavaciones de Resina y otras", en U. Pannuti: "Giornale degli scavi diErcolano (1738-1756)", Atti della Accademia Nazionale dei Linzei, Anno CCCLXXX, Serie VIII, Volumen XXVI, Fasc. 3. Roma, 1983, Pp. 159-410
  • FATÁS, G.: Aragoneses Ilustres. Zaragoza. CAI 1983. Pp. 11-12
  • FERNANDEZ MURGA, F.: "Roque Joaquín de Alcubierre, descubridor de Herculano, Pompeya y Estabia", Archivo Español de Arqueología, XXXV 1962. Pp 3-35.
  • FERNÁNDEZ MURGA, F.: Carlos III y el descubrimiento de Herculano, Pompeya y Estabia. Salamanca. 1989
  • MOSTALAC CARRILLO, A.: "A dos siglos y medio del acontecimiento. Alcubierre, descubridor de Pompeya." Trébede 10 (enero 1998). Pp. 25-29
  • VV.AA. Gran Enciclopedia Aragonesa 2000. Vol 1, pag. 169. Zaragoza. 2000