Recorrido a Orillas del Ebro

4. De la Pasarela del Voluntariado al Puente de la Almozara

La pasarela peatonal diseñada por el ingeniero Javier Manterola, denominada Pasarela del Voluntariado y popularmente apodada "El Pincho", fue una de las construcciones más destacadas de la ciudad en el año 2008. Desde ella pueden contemplarse hermosas vistas del Pilar, pero también de la margen izquierda del Ebro donde se encuentra la intervención del escultor Miguel Ángel Arrudi y el arquitecto Fernando Bayo titulada Ranillas.

Las diez de gran tamaño que se ven en el muro fueron una adición de última hora, porque esa pared tan vacía parecía una tentación irresistible para grafiteros, así que se rellenó con estas siluetas y con plantas trepadoras; pero nada más que empecemos a pasear por la Avenida de Ranillas descubriremos que hay más de seiscientas ranitas de bronce encaramadas en rocas o en el pretil, escondidas bajo los bancos y fuentes, e incluso por el cubo de hormigón situado, como parte de esta intervención artística, a la entrada del parque, donde están las firmas de Arrudi y Bayo. Dependiendo de la estación, algunas estarán semicubiertas por la vegetación, cosa que ya habían planteado años antes estos dos especialistas aragoneses en arte público cuando empezaron a pensar en la urbanización del antiguo camino de Ranillas con unas pérgolas geométricas cubiertas de enredaderas, pero el topónimo les inspiró un homenaje escultórico a los batracios que lo poblaban en otros tiempos y cuando en 2006 presentaron su proyecto al concurso de Expoagua fue ya con esta idea, que respondía a la categoría de "obras estrictamente escultóricas de tamaño medio o pequeño para su seriación y multiplicación en extensos sectores de actuación". Sería la primera intervención artística inaugurada por Expoagua, ya en diciembre de 2007, y acogida con tanto entusiasmo entre los ciudadanos que las ranillas de bronce están a la venta en muchas galerías de arte de la ciudad y -si bien es cierto que algunas figuras han sido robadas- en general no han sufrido demasiados actos vandálicos. Arrudi está tan orgulloso de ellas que incluso ha hecho colocar algunas en su escultura Las Tres Sorores, que está al comienzo de este parque, junto al Puente de la Almozara, donde también encontraremos algunas ranitas encaramadas.

Hallaremos también interesantes ejemplos de arte público a ambos lados de este puente remozado en 1987, que originalmente era un puente del ferrocarril. En recuerdo de su primitiva función en el siglo XIX como puente ferroviario, hay colocada sobre un pedestal en la mediana norte una locomotora de vapor Baldwin, siendo este uno de los más notables ejemplos en nuestra ciudad de elementos de arqueología industrial convertidos en monumentos. Al otro lado del puente se halla la escultura Quetzal, del ingeniero de caminos Antonio Martínez Santoja, que dejó evocada en ella la silueta de este pájaro americano con su característico estilo, muy propio del "Op Art", a base de láminas prismáticas de metal que giran en torno a un eje interior describiendo formas aerodinámicas.

Es curioso que la situaran aquí, en la plaza de Europa, donde su temática no viene muy a cuento y su figura seguramente pasa demasiado desapercibida, pero en cambio resulta imposible no percatarse del alto Obelisco en sillares de mármol de marquina diseñado por el escultor Alberto Pagnussat y la Asociación Pablo Gargallo que él lideraba, un colectivo artístico zaragozano que propugnaba en los años ochenta la vuelta a los monumentos en piedra, de lo cual dejaron abundantes ejemplos por distintos espacios de nuestra ciudad. También se deja ver bien, desde esta plaza, el Homenaje a la Puerta de Sancho, obra de los escultores Florencio de Pedro y Pedro Hernández Prieto: en recuerdo de la puerta así llamada que se hallaba en esta parte de la ciudad, alzaron este monumento en hormigón, cuyos bucles se retoman en la chapa de acero que preside una fuente unos metros más allá y, tras ella, en lo alto del mástil colocado en el centro de una placita, en el Camino de la Almozara.