Ayuntamiento de Zaragoza

Juventud / CIPAJ

¿Por qué me hago daño?

Tema: Salud

“El verdadero dolor es el que se sufre sin testigos”

Marco Valerio Marcial

Laura, tiene 15 años y está muy preocupada por su amiga Sofía.

Acaba de descubrir unas heridas que tiene en los brazos.

Cuando le pregunta por ellas, Sofía intenta esconderlas.

No quiere que nadie sepa que se hace cortes desde hace un tiempo.

Laura quiere entender por qué se hace esas cosas y la respuesta que recibe no le aclara mucho, parece que su amiga no sabe muy bien por qué ni para qué reacciona de esa manera, sólo es capaz de explicarle que suele cortarse en momentos en los que se agobia muchísimo en casa y no sabe qué hacer.

Lo que más le sorprende es que Sofía explica que, en esos momentos, hacerse esas heridas le ayuda a calmarse”

Se consideran auto-lesiones aquellas heridas superficiales que una persona se realiza de una manera bastante controlada, delicada, en solitario y de forma repetitiva. El modo en que se realizan indica el mantenimiento y conservación de un elevado grado de control, por lo que no suele haber una intención de abandonarse a un@ mismo o generarse un daño mayor.

Aunque pueda parecer contradictorio, la principal motivación que hay detrás de las auto-lesiones no es hacerse daño. En el centro de este síntoma suele haber una persona con un elevado sentimiento de vulnerabilidad y una dificultad en la regulación de los procesos internos emocionales.

La utilidad de esta violenta estrategia es reducir una tensión o ansiedad emocional intensa y con las auto-lesiones siente alivio. Hay una necesidad urgente de gestionar esta experiencia interna desorganizadora, y eso es más importante que la manera en que se consigue.

Por tanto, esta conducta que resulta tan alarmante y genera tanta preocupación en quien lo observa (padres, amistades, tutores...) resulta ser para la persona que lo practica una manera de intentar solucionar sus problemas.

¿A qué se debe ese estado de vulnerabilidad y dificultad para regularse?

La capacidad para auto-regularse es una organización continuada que hacemos las personas de nuestro estado interno para mantener un grado de tensión o excitación dentro de unos límites tolerables. Cada un@ de nosotros lo hacemos a nuestra manera.

En el aprendizaje de la propia auto-regulación afectiva influye enormemente el tipo de relación que se ha establecido con las personas con las que interactuamos desde pequeños, fundamentalmente con las figuras parentales, y en cómo ellos gestionan también su mundo interno.

Se ha observado que las personas que se autolesionan tienden a buscar estrategias para regular sus afectos o tensión emocional en soledad, intentan auto-gestionarse, han aprendido a no esperar ayuda de los demás. Con lo cual, se puede deducir que se ha producido una alteración o interrupción del aprendizaje en interacción con otros, y en consecuencia una vulnerabilidad en los mecanismos de regulación afectiva.

¿Qué sucede cuando no se ha podido desarrollar la capacidad de auto-regulación?

Podemos llegar a alcanzar una elevada ansiedad y sensación de desbordamiento para la que no encontramos manera de contener, limitar y/o calmar.

Entonces, en ocasiones, cuando no tenemos herramientas para manejar este malestar emocional podemos buscar sustituirlo por un malestar físico que puede ser más fácil de gestionar. Por ejemplo mediante autolesiones, es decir, haciéndonos cortes, heridas, quemaduras...

Una herida es algo que puedo ver y observar. Con ella tengo localizado el origen de mi dolor y malestar. En cambio, cuando nos referimos a algún malestar emocional no siempre está tan claro el origen y no siempre es sencillo identificar con claridad la emoción o la situación que me genera ese malestar (será dolor, tristeza, vacío, miedo, enfado, soledad, ….), con lo cual se complica bastante el poder gestionarlo. Y si además no se ha desarrollado suficientemente la capacidad de auto-regulación, la sensación de desbordamiento puede ser muy elevada.

Nuevamente a pesar de que parezca una contradicción, es posible calmar un dolor generándome otro.

Además, ante cualquier herida o corte en la piel en el cerebro se produce un incremento de opioides endógenos, una sustancia que ayuda a disminuir el dolor y contribuye a generar esa sensación de calma.

¿Qué hacer si me auto-lesiono o conozco a alguien que lo hace?

Es necesario acudir a un/a profesional lo antes posible para que no se convierta en la única manera de gestionar el mundo afectivo y prevenir que derive en una conducta adictiva.

En un proceso terapéutico se puede identificar y comprender el origen de las autolesiones, en cada persona será diferente, según su historia. Se podrá investigar la manera en que se ha alterado la autorregulación y la regulación interactiva de la ansiedad emocional. Se pueden reorganizar los patrones de comunicación entre progenitores e hij@s para mejorar las dificultades de auto-regulación y aprender nuevas estrategias.

Si os sentís idenficadas/os con algo de lo comentado en el artículo o tenéis alguna duda, podéis pedir cita en la asesoría psicológica para jóvenes del CIPAJ.

Silvia Martínez Rodríguez
Asesoría Psicológica para Jóvenes del CIPAJ y de la Universidad de Zaragoza

Información actualizada en noviembre de 2015

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