Recordando al batallador (3)
Extrañamente para su época, Alfonso, con 36 años, seguía soltero.
Así, en 1109, por su enlace con Urraca, se convertirá por un tiempo en rey de Castilla y de León. Pero fue un matrimonio de conveniencia; la figura de Urraca no podía ser más opuesta al rey de Aragón. Según cuentan las crónicas, era de carácter domiante e irascible, caprichoso y voluble. La disparidad de caracteres condujo al fracaso del matrimonio.
Las discordias y luchas entre las diferentes facciones del reino castellano leonés degeneraron en una grave crisis politica y social al compás de la tormentosa relación del matrimonio regio, que llegaron a enfrentar sus propios erjércitos.
Lo que había sido una boda por razón de estado llegaría, tras cinco años de matrimonio, a la nulidad canónica aducuiendose la consanguinidad de los esposos (ambos biznietos de Sancho el Mayor de Navarra)