Ayuntamiento de Zaragoza

Cementerio de Torrero >> Arte Funerario

JOAQUIN COSTA MARTÍNEZ > 1846-1911

Mausoleo Costa

Nacido en Monzón, en familia de origen humilde, estudió y trabajó en Huesca y en Madrid, donde se doctoró en Derecho (1874) y Letras (1875). La voz de este jurista, escritor, polígrafo, pensador y político se oyó con fuerza en toda la nación. Constituyó el mejor emblema de los programas y de los proyectos de regeneración nacional tras el Desastre y derrota de 1898. Costa era un hombre público, escritor estudioso y sabio, con vocación política, como lo eran las elites de la cultura española y europea de la época. Como escritor público e intelectual acumuló vastos conocimientos jurídicos, económicos, agrarios, históricos, etnológicos y, a finales del siglo XIX, los puso al servicio de un coherente programa político de reforma y regeneración de la Nación. Tras la frustración de su vocación universitaria se vinculó a la Institución Libre de Enseñanza, como profesor y como director del Boletín de esta institución de enseñanza laica dirigida por Francisco Giner de los Ríos. En 1888 ganó por oposición la plaza de notario de Jaén, ingresando posteriormente en el Cuerpo Superior de Abogados del Estado. Costa se ganó la vida como funcionario y abogado, pero fue destacado jurista, sociólogo, historiador, geógrafo, economista, filólogo, novelista...etc., ámbitos desde los que hizo importantes contribuciones para su tiempo y para la posteridad.

Sembrador y fabricante de ideas, crítico de la economía y de la política de su tiempo, elaboró programas de reforma del estado y de las políticas de sus gobiernos que sobrevivieron largamente a su tiempo y a su persona. La biografía intelectual y política de Costa, recogida en su extensa y heterogénea obra escrita, constituyó la formulación más fundamentada del Regeneracionismo como ideología y doctrina política de gran difusión en la sociedad española. Irrumpió con fuerza en la política nacional al fundar la Liga Nacional de Productores (1899) en el Casino Mercantil de Zaragoza, y al unir sus fuerzas con las de las Cámaras de Comercio lideradas por Basilio Paraíso en la Unión Nacional (1900). Fue diputado republicano elegido por los zaragozanos (1903), que se manifestaron masivamente para que sus restos mortales permanecieran en Zaragoza, en cuyo cementerio civil fueron inhumados.