Ayuntamiento de Zaragoza

Cementerio de Torrero

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Lugar de ejecuci?n

Desde el primer momento de la sublevación militar, iniciada en Zaragoza en la madrugada del 19 de julio de 1936, las nuevas autoridades pusieron en marcha una represión selectiva para eliminar a sus enemigos políticos e ideológicos. Al principio, en los meses que siguieron a la sublevación, los detenidos no pasaban por tribunales militares ni consejos de guerra y, tras ser asesinados, sus cadáveres quedaban abandonados a orillas del canal Imperial, en los descampados de Valdespartera o en los barrios rurales que rodeaban a la capital.

Unos meses después, puestos ya en marcha los juzgados militares, la mayoría de las ejecuciones se llevaron a cabo en la tapia trasera del Cementerio, junto al mausoleo de Joaquín Costa, en un rito que se repitió hasta agosto de 1946. Los reos procedían de la cercana y entonces nueva cárcel de Torrero, que había sido inaugurada por el dictador Miguel Primo de Rivera en octubre de 1928, y eran trasladados hasta esa tapia de madrugada en una camioneta. Un sacerdote les acompañaba y eran colocados, atados, en fila mirando a la tapia. Tras ser derribados por los tiros del pelotón de fusilamiento, el sacerdote les daba la absolución y la extremaunción, antes de que el teniente de turno se acercara y les descargara el tiro de gracia.