11 febrero 2016

Los "Caminos de la Escultura" de Jean Anguera se detienen en la Sala Municipal de Exposiciones de La Lonja

La exposición, que recoge el trabajo de una de las más destacadas figuras de la escultura francesa actual, podrá visitarse hasta el próximo 8 de mayo

La Sala Municipal de Exposiciones de La Lonja acoge desde hoy, y haste el próximo 8 de maño, la exposición "Caminos de la Escultura", en la que se recoge una muestra de los últimos veinte años de trabajo de Jean Anguera, uno de los más destacados representantes de la escultura francesa actual.


Jean Anguera (París, 1953) obtuvo su diploma de arquitecto por la École Nationale Supérieure d'Architecture de Paris en 1978, pero desde cinco años antes venía frecuentado el taller de escultura que dirigía el escultor César Baldaccini en la École Nationale Supérieure des Beaux-Arts, de París, donde conoció a Laure de Ribier, también escultora, que luego sería su esposa y hasta el día de hoy su permanente compañera y fundamental colaboradora en la aventura escultórica que han vivido juntos. En su vocación ha influido, sin duda, su ascendencia y tradición familiar, ya que es hijo de Pierrete Gargallo y nieto del gran escultor aragonés Pablo Gargallo.

Jean Anguera, que es una de las más destacadas figuras de la escultura francesa actual, obtuvo en 2012 el Premio Simone et Cino del Duca de Escultura, por el conjunto de su obra, y fue recibido como académico electo de la Académie des Beaux-Arts, del Institut de France, en diciembre del pasado año 2014.

A lo largo de las cuatro últimas décadas, ha expuesto, individual y colectivamente, en numerosísimas galerías, museos y fundaciones de su país natal y en Luxemburgo, Bélgica, Japón, Portugal, China. En España se ha presentado su obra anteriormente en Zaragoza (en 1995 y 2005), Agramunt (en 1996), Madrid (en 2000), Barcelona (en 2003) y Valencia (en 2006)

Cuarenta años después de iniciada su larga y apasionante carrera, se presenta en la Lonja una extensa selección de obras realizadas por Anguera en el transcurso de los últimos veinte años. Se trata de un conjunto de piezas que, de modo retrospectivo, permiten conocer en profundidad y con detalle el devenir de su producción escultórica, siempre cercana a la figuración e impregnada de valores expresionistas que se nutren tanto de la naturaleza, en cuyo seno se han desenvuelto siempre su actividad creativa y su propia vida, como de las profundas inquietudes filosóficas y existenciales del artista y del hombre.

En las 56 esculturas de formatos medianos y grandes, todas ellas realizadas en resina de poliéster, y en los 7 grandes dibujos que las acompañan y complementan, se muestra el complejo proceso creativo que ha llevado a la obra del escultor desde los depurados volúmenes casi naturalistas y las construcciones de carácter montañoso que sugerían o se aproximaban a la figura humana ¿especialmente a la femenina¿ hasta los cuerpos humanos propiamente dichos, que nacen del paisaje natural y se enraízan en él y lo conforman a través de los caminos por los que transcurre la escultura y la existencia humana.

Esta retrospectiva nos ofrece la posibilidad de contemplar y admirar esas colinas onduladas y esos angostos valles que al mismo tiempo son exuberantes cuerpos de mujer o misteriosas islas todavía inexploradas, y esos montes abruptos en los que se autorretrata la escultura y su propio creador, y esas inagotables presencias -materiales y espirituales- y esos imprecisos lugares, incluido el taller del escultor, donde se manifiestan sin darse a conocer, y esas llanuras interminablemente atravesadas por la vida y por los caminantes que conforman su propio camino, y esas mujeres vigilantes y protectoras como deidades laicas que conservan la memoria ancestral de las generaciones venideras, y esos hombres que siempre se aproximan pero nunca terminan de llegar como si presagiaran el futuro.