Patrimonio cultural

La obra "Catharsis" formó parte del proyecto expositivo "Catharsis en el Parque" que acogió el Aula de la Naturaleza del parque José Antonio Labordeta entre 30 de abril y el 8 de junio de 2014, integrada por 23 esculturas. El conjunto expositivo recreaba un jardín mediante una serie de parterres espolvoreados con arena blanca que servían de base para las esculturas, dotando de un aire poético al espacio. Desde el punto de vista conceptual, fue muestra de la interactuación entre el hombre y su medio natural a través de la intervención artística, como una vía de entendimiento y conexión entre la espontaneidad de la naturaleza y la expresión humana.

A mediados del mes de mayo de 2014, Mario Molins comenzó a tallar in situ la madera de un ciprés portugués seco, emplazado en el jardín de la Rosaleda del parque José Antonio Labordeta. La intervención pudo ser contemplada por el público a lo largo de cinco fines de semana y aproximadamente de unas setenta horas de trabajo. Con este tipo de acciones temporales, los espectadores son invitados al proceso artístico, visible en el espacio público, creando así un lugar de encuentro creativo efímero y por otro lado, un lugar de memoria cultural permanente. Molins deja su impronta en el ciprés, otorgándole fuerza en un nuevo ciclo vital y artístico, al que denominó "Catharsis"; es la conjunción de la técnica manual y del valor conceptual.

Respetando el grosor del tronco, la parte superior del ciprés ha sido tallada por el artista sirviéndose de motosierras para trazar surcos que dotaran de textura a la superficie: son incisiones que recorren la altura del árbol, creando vacíos y llenos de planos curvos y rectos que potencian la fuerza visual. Estas vetas artificiales muestran la propia condición del árbol. La luz tamizada por la frondosidad del parque juega un papel fundamental e incide sobre la superficie introduciendo un contraste de sombras e iluminación que otorga ritmo a la escultura y un carácter intimista al ambiente. La degradación tonal de la madera, desde su color natural hasta el ennegrecimiento de la base se ha conseguido mediante la utilización del soplete. La parte del ciprés quemada representa la floración natural del árbol de la tierra. Asimismo, el artista limpió el ciprés de ramas, reservando dos que fundió en bronce dorado para perpetuar el testimonio del árbol original, siendo al mismo tiempo, reflejo metafórico de nueva vida.

Es una obra Site-Specific -creada ex profeso para un determinado lugar- que puede ser relacionada con los movimientos del Land Art y Earhworks, dentro de la idea de entablar un diálogo cordial con el paisajismo.