Decoraciones escultóricas de niños y amorcillos

Religiones y Mitos
Autor/es
(Escultor)
El escultor zaragozano Félix Burriel (1888-1976), inició su formación artística en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza, y en el taller del imaginero local Francisco Borja. Más tarde marchó a Madrid para trabajar en el taller del prestigioso escultor Mateo Inurria, cuya influencia será decisiva. Tras ganar una beca de la Diputación Provincial de Zaragoza, vivió en Roma y sobre todo en París entre 1926 y 1928, completando su dilatada formación. Fue profesor de dibujo artístico durante 32 años en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza. Realizó una vasta producción escultórica, de la que no es ajena la escultura urbana de su ciudad.
Emplazamiento
Paseo Pamplona nº 11
Periodo
[1875-1936] Restauración y II República
Materiales
Estuco pintado
Dimensiones
Amorcillos, 0,83 x 0,45 m.
Oso con niño, 0,80 x 1,30 m.
Carnero con niño, 0,80 x 1,30 m.
Cronología
1925
Promotor
Juan Gil Iguacel
Propietario
Comunidad de vecinos de Pº Pamplona nº 11.
Los putti, amorcillos o niños, tienen su origen como elementos iconográficos en el arte clásico, como espíritus angélicos o mensajeros del amor profano e incluso son introducidos en el arte cristiano como ángeles. Cumplen también una función meramente decorativa, como en este caso.
La colaboración del escultor Félix Burriel con el arquitecto Regino Borobio se inició en 1920 con un proyecto funerario para la localidad de Borja y fue habitual durante casi 20 años. En 1925 Burriel decora la fachada del inmueble del paseo Pamplona número 11, con fachada lateral a la calle Almagro. Se trata de un edificio de viviendas realizado por Borobio, dentro de una orientación racionalista con inclusiones de elementos arquitectónicos autóctonos. La contribución escultórica de Burriel es mesurada, y no modifica el planteamiento arquitectónico del conjunto, aunque si suaviza la sobriedad de las formas arquitectónicas.
La decoración escultórica se concentra en la parte inferior de los miradores, a la altura del 2º y 3º piso. Consta de un putti erguido en altorrelieve, que se repite debajo de cada una de las tres ventanas. Se contabilizan doce puttis en la fachada del paseo Pamplona y seis en la de la calle Almagro. Los niños regordetes apoyan sus pies en elementos vegetales, tallos y hojas, con caprichosas posturas de brazos. En la Calle Almagro, la decoración se completa con dos altorrelieves ubicados a la altura del primer piso. El primero, más cercano al paseo Pamplona, está compuesto por un niño sentado sobre un oso portando un cesto con uvas. En el segundo, un niño monta sobre un carnero sujetando el cuerno de la abundancia. El mundo de los niños y la fantasía tienen por tanto protagonismo sobre la fachada. Las figuras son de pequeño tamaño, no sobrepasan el metro de altura, y están realizadas en estuco, un materia poco habitual para exteriores.
Clave Iconografía Clave Materiales Clave Temática
Animales Infancia
Arquitecturas
Religiones y Mitos
Autor de la Ficha
José Ramón MORÓN BUENO
Bibliografía
  • Heraldo de Aragón, 22-11-1984, p.3
  • MORÓN BUENO, J. R., Dos escultores zaragozanos: José Bueno y Félix Burriel, tesis doctoral (inédita), Universidad de Zaragoza, 1990, pp. 457-458 y 566-567.
  • POZO MUNICIO, J. M., Regino Borobio Ojeda (1895-1976). Modernidad y contexto en el primer racionalismo español. Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón, Zaragoza, 1991, p.240.