Decoraciones escultóricas en la fachada de la iglesia de San Gil Abad

Religiones y Mitos
Autor/es
(Escultor)
Maestro escultor por el gremio y arquitecto de retablos, José Sanz (¿?- Zaragoza 1730) vivía en la calle del Coso, parroquia de San Gil. Se casó en primeras nupcias con Ana Lobera y en segundas con María Berges (1711). En cuanto a su obra artística, José trabajó intensamente para La Seo de Zaragoza, pues el 27-IV-1703 fue nombrado «escultor del templo». Así intervino en la decoración de las capillas de San Marcos (1711), San Vicente (1719) y San Agustín, cuya imagen titular es obra suya, notable pieza de madera (cabeza y manos) y tela encolada, policromada y estofada, que preside su retablo renacentista (1722). Otras intervenciones suyas están relacionadas con la reedificación de la iglesia de San Gil de Zaragoza (al lado del maestro de obras, Manuel Sanclemente, en 1720) y con el embellecimiento de la iglesia de Santa Isabel, también de Zaragoza, ya que en 1725 se obligaba con la Hermandad de Nuestra Señora de la Agonía a construir el retablo que lleva su nombre. El altar que se conserva en su lugar original es de una calidad superior al de la escultura barroca aragonesa en general, si bien el relieve central de Nuestra Señora de la Agonía ha sido catalogado como obra de José Ramírez. En cualquier caso, teniendo en cuenta las imágenes de Santa Lucía y Santa Águeda y el San Agustín de su capilla de La Seo, José Sanz Alfaro nos revela un dominio de la técnica y unas cualidades artísticas muy notables.
(Escultor)
Francisco Franco: (¿?1640-Zaragoza 1694) Es, sin duda, uno de los más importantes escultores y arquitectos de retablos de Aragón en el siglo XVII. Perteneció al gremio y tuvo su taller propio en la parroquia de San Pablo, y posteriormente en la de San Gil (calle del Coso). Intervino en el túmulo del príncipe Baltasar Carlos (1646) y en el de Felipe III (1665). González Hernández ha documentado como suyas las siguientes piezas: sepulcro con magnífica estatua de alabastro de D. José de Palafox para el convento de dominicas de Calatayud, 1648-49 (actualmente en el Museo de Arte Sacro); sepulcro de fray Juan Cebrián para la iglesia de las madres capuchinas de Zaragoza; y, por encargo del cabildo del Pilar, para el platero Cubeles los modelos de las esculturas de San Joaquín y la Virgen. Algo posterior es el busto de alabastro con cabeza romana de Augusto o Tiberio en el Museo Provincial de Zaragoza (1664) y, en la puerta antigua de la iglesia de San Gil, el relieve del Santísimo Sacramento, también de mérito pero obra más mediocre, quizá de taller. Documentado por Guadalupe Ferrández, sabemos que ejecutó el retablo del beato Salvador de Orta para el convento de trinitarios descalzos de Zaragoza, y casi con seguridad el de San Francisco Javier para la parroquial de Binéfar (H.), ambos de 1684 (desaparecidos).
Colaboradores
Manuel Sanclemente y Blas Ximenez (maestros de obras)
Emplazamiento
C/ Don Jaime nº 15
Periodo
[-1808] Antes de la Guerra de Independencia
Materiales
piedra y ladrillo
Dimensiones
2 m las esculturas de bulto redondo del santo titular
Cronología
finales siglo XVII, comienzos del XVIII
Promotor
parroquia de San Gil Abad
Propietario
parroquia de San Gil Abad
Inscripciones
BENDITO Y ALABADO SEA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR. 1670
San Gil abandonó Grecia, su patria, para sustraerse a los honores que le atraían sus virtudes y sus milagros, y fue a la Provenza a pedir un asilo a su humildad. Perseguido, allí también, por la veneración de los pueblos, resolvió retirarse a un desierto. "Puesto que los hombres se obstinan, dijo, en rodearme de respeto, iré a vivir entre las fieras". Encontró en una roca una cierva que le proporcionó leche. Habiéndolo herido los cazadores del rey por tirar sus flechas sobre ella, no dejó el santo le pusieran nada sobre su llaga a fin de sufrir y merecer más. El rey le hizo edificar un monasterio donde murió santamente en el año 712.

La primera entrada al templo se encontraba en la hoy actual calle Cinegio, posteriormente sería cerrada en el año 1668 al realizarse el coro bajo, tomando cómo solución el abrirse dos nuevas portadas, una en la tercera capilla del lado del Evangelio, actualmente cerrada, que da a la calle Estébanes. La otra puerta, llamada "excusada", se abrió en la hoy calle Cinegio, dando acceso a un zaguán por el que se daba paso. En la parte superior del arquitrabe se colocó un relieve que representa a dos ángeles sosteniendo una custodia que representa a la Eucaristía. La obra del escultor Francisco Franco, sería en definitiva, una solución provisional, pues en 1640, con la apertura de la nueva calle de San Gil, hoy D. Jaime, se venía pensando en realizar la puerta principal por dicha calle, que tendría que esperar a las reformas del siglo XVIII, lo que explica la creación de estas puertas de vanos pequeños y sin grandiosidad.. Estas reformas, barrocas, se realizan entre 1719 y 1725 por los maestros de obras Manuel Sanclemente y Blas Ximenez. Las reformas consistieron en cambiar la orientación del templo, derribando por completo los testeros, que eran rectos en la fábrica mudéjar, y ahora pasan a poligonales. Además de los testeros renovados, también fueron sustituidos los abovedamientos de la nave, por las actuales cubiertas de cañón con lunetos y se redecoró todo el interior, tal y cómo ahora aparece, modificando por completo el aspecto espacial interno, lo que supone un cambio más efectista que estructural, pero visualmente fundamental. Por estas razones, desde el punto de vista de la reforma barroca parece de mayor trascendencia la nueva portada de la iglesia, cuya escultura del titular en piedra, fue realizada por José Sanz.

La portada ubicada en la hoy calle Cinegio, está coronada por encima del arco de medio punto por una hornacina que a ambos lados se escolta por un pilar adosado que se remata en un friso gracias a la totalidad del conjunto cobra un aire clásico. Desde los extremos del friso, y enmarcado este conjunto corre una orla que forma un arco deprimido que termina en ovas. Dentro de la hornacina, se encuentra una escultura en piedra de San Gil. La otra puerta, llamada la "excusada", abierta en la misma calle, pero en el inframonte, tiene en su parte superior un relieve que representa a dos ángeles sosteniendo una custodia, representando a la Eucaristía. Finalmente la puerta principal construida en alternancia de piedra y ladrillo, se divide en dos cuerpos. El primero, compuesto por un vano en arco de medio punto, queda escoltado por pilastras pareadas con capitel dórico, que soporta un arquitrabe corrido, teniendo en su interior cinco ménsulas, sobre las que se encuentra un friso con trigliflos y metopas, dando paso así al segundo cuerpo de la portada; entre el arco de la puerta queda enjuta, que se decora con triángulos de piedra. En el segundo cuerpo se encuentra una hornacina, y a ambos lados pilastras, acompañando el conjunto en los extremos con dos roleos de las mismas dimensiones que las pilastras. Coronando la portada y sobre el arquitrabe con ménsulas se encuentra una gran concha avenerada. En la hornacina se encuentra una escultura, en piedra, del titular, en donde representa la misma iconografía que la imagen del retablo mayor. Esto es: San Gil, de pie, con los atributos de abad mitrado, acaricia la cabeza de la cierva que está a sus pies.
Clave Iconografía Clave Materiales Clave Temática
Hombres
Piedra
Religiones y Mitos
Autor de la Ficha
José Antonio VAL LISA
Bibliografía

-ÁLVARO ZAMORA, María Isabel y BORRÁS GUALIS, Gonzalo: "La ciudad gótico-mudéjar. San Pablo Apóstol". En Guía Histórico-Artística de Zaragoza. Zaragoza, Ayuntamiento de Zaragoza, Instituto Fernando El Católico, 2008, pp. 175-180.

-BOLOQUI, Belén: Gran Enciclopedia Aragonesa. Voz: Francisco Franco. Zaragoza, Unali. S.L. 1983. pp. 2273.

-GARCÍA DE PASO, Alfonso: La iglesia parroquial de San Gil Abad de Zaragoza. Instituto Fernando "El Católico", 1985. pp. 9-24.